Obra de teatro sobre la celula

TEMA 70. EL TEATRO A PARTIR DE 1940

1. TENDENCIAS DE LA ESCENA EUROPEA EN EL SIGLO XX

Hacia el cambio de siglo el teatro triunfante es el realista que pretende ser un reflejo exacto de los ambientes y caracteres que presenta. Tales convenciones serían atacadas desde varias nuevas corrientes dramáticas: a) El teatro simbolista, que pretende trascender la realidad; b) El teatro expresionista que la distorsiona; c) El teatro surrealista que incluye elementos ilógicos, oníricos y delirantes.

En el período de entreguerras aparecerán dos autores que repercutirán decisivamente en el desarrollo posterior del teatro con sus nuevos planteamientos: Bertold Brecht con su teatro racional y político y Antonin Artaud que practica el llamado «drama alucinante».La renovación teatral continúa tras la Guerra Mundial con el teatro del absurdo cuyos autores más destacados fueron Ionesco y Samuel Beckett. Este tipo de teatro tendrá amplio seguimiento, sobre todo en Francia. Características:1.Los temas predominantes son de inspiración existencialista (Sartre, Camus…).2.Las formas de expresión dramática también sufren modificaciones respecto al teatro anterior: se dan acciones incoherentes, situaciones ilógicas, el lenguaje pierde rigidez incluyendo frases sin sentido, entrecortadas, balbuceos…

2. EL TEATRO ESPAÑOL DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS.

Las piezas estrenadas hasta aproximadamente finales de los años 70 en España se caracterizan por:a.Dosificación de la intención crítica sin atacar a fondo problemas graves.b.Tendencia al teatro cómico, con muchos enredos de personajes. Tampoco faltarían dramas serios que planteaban problemas morales o el drama histórico, que propaga principios espirituales o nacionales.c.Los decorados de las obras son interiores de casas acomodadas debido al estatus de los personajes que las protagonizan (grandes cortinajes, muebles lujosos, mayordomos, doncellas…).d.Incorporación de técnicas cinematográficas para construir una acción rápida (cambios constantes de lugar y de tiempo).eEl sistema de valores inmovilistas que se transmite es el que procede de la alta comedia decimonónica y que pasa por Benavente: defensa de la honradez, fidelidad, amor ordenado mediante la presentación de las desgracias a las que conduce su contrario…f.Repetición de temas. Se crean un número considerable de obras en torno a las mismas cuestiones: adulterio, infidelidad…

2.1. INMEDIATA POSTGUERRA.

La guerra civil marcó en dos direcciones la evolución del teatro español a partir de 1940. Por un lado, una serie de autores comprometidos con el bando republicano fueron obligados a exiliarse. Por otro, los dramaturgos de las generaciones siguientes tuvieron que enfrentarse a una rígida censura impuesta por el régimen dictatorial.En el primer caso, autores como Max Aub, Alejandro Casona o Rafael Alberti siguieron escribiendo en otros países, México y Argentina, sobre todo. Pero el exilio trae consigo una serie de problemas, entre ellos la desvinculación con la trayectoria escénica española y el cambio de público a que se ven obligados.En el segundo, el teatro aparece más mediatizado que la novela o la poesía. Es el género artístico más vigilado: no sólo hay una censura previa a la representación, hay también la posibilidad de clausurar las representaciones si se sospecha el más mínimo indicio de alteración pública.Dentro de la alta comedia en la línea benaventina cabe destacar a Pemán, Luca de Tena, Edgar Neville o Joaquín Calvo Sotelo. Son autores que habían ya escrito dramas antes de la guerra y que tenían como rasgos más destacables el predominio de la comedia de salón y el cuidado hasta el detalle de diálogos puestos siempre en boca de personajes extraídos de los sectores sociales más acomodados.En el teatro cómico destacan Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Poncela se propone renovar la risa incluyendo en sus comedias elementos inverosímiles que no tardarían en chocar con el gusto predominante del público. A ambos se les considera los introductores del teatro del absurdo en España.

2.1.1. TEATRO DEL EXILIO:

Su fecundidad, en los primeros años, es sorprendente, hasta el punto de que cabe afirmar que, en la inmediata posguerra, el verdadero teatro español no está dentro, sino fuera de España. Comprobamos así cómo, a pesar de haber sido arrancado de su medio, el gran movimiento renovador de los años treinta tiene la suficiente energía para prolongarse y desarrollarse, no sólo porque hay dramaturgos que escriben, sino también porque hay una actividad teatral continuada. En este aspecto, el mérito mayor corresponde a Margarita Xirgu, cuyo nombre es ya un símbolo de la España peregrina.Rafael Alberti. Es en el exilio donde, al someter toda su literatura a una inteligente autocrítica, alcanza los mayores logros dramáticos. De éstos hay que considerar, en primer lugar, Noche de Guerra en el Museo del Prado, donde los personajes van a ser figuras de cuadros del Museo del Prado.Del teatro del exilio de Alberti también conviene mencionar El trébol florido, El adefesio y La Gallarda. En estas obras, el autor se entrega a una rigurosa meditación española, y es el pueblo, ahora en su pasado ancestral, en sus mitos, donde encuentra hondura y grandeza.Max Aub. Su amplia y compleja obra dramática apenas ha pisado los escenarios. Casi todo su teatro en el exilio es la gran epopeya del hombre de ese momento, que ha vivido y padecido la Guerra española, la Guerra Mundial, los campos de concentración, la persecución antisemita, el exilio, la guerra fría…Es un teatro de lucha que recurre a un realismo épico y documental, que convertirá cada escenario en un gran fresco histórico. Ejemplos de obras extensas son La vida conyugal, Cara y cruz, Morir por cerrar los ojos, San Juan y No.También escribió obras en un acto, en las que presenta una situación límite, y al final esa situación se rompe, a diferencia de lo que sucede con el teatro de vanguardia, donde el final suele ser un «final sin final».Alejandro Casona. A diferencia de Max Aub o Alberti, sus obras anteriores a la guerra tienen mayor interés que las posteriores. En estas últimas, Casona se plantea la exigencia de llegar a toda costa al público de los teatros. Para ello, renuncia a presentar una problemática española (en la línea crítica que había iniciado antes del exilio con Nuestra Natacha) y cultiva la comedia burguesa de evasión: La dama del alba, Los árboles mueren de pie… Se trata de comedias muy bien escritas, con mucho sentido de la situación dramática, diálogos cuidados, apuntes poéticos y mucha evasión de la realidad a base de alentadores finales.Pedro Salinas. En su exilio americano escribió un teatro caracterizado por su inventiva y pulcritud literaria, por la transparencia de su lenguaje, por su hondo sentimiento poético y por su capacidad para armonizar diferentes tradiciones.Este teatro, inédito en los escenarios comerciales, consta de dos obras de larga extensión (Judit y el tirano y El Director) y de doce piezas en un acto, entre las que destacan La fuente del Arcángel y Los Santos.Fernando Arrabal. Este autor, exiliado voluntariamente, ofrece una visión muy personal, profundamente renovadora. Su teatro implica una revolución total, con la que anuncia y prefigura la mayor parte de lo que se llama el «nuevo teatro». Arrabal hace su literatura al margen de la sociedad, a causa de un radical rechazo de la misma y en un proceso que va desde una marginación crítica hasta una ofensiva belicosa contra el mundo. En su obra ha permanecido inalterable un sustrato de raíz surrealista que explica la fundamental unidad de tono de toda su obra.Entre sus obras, se pueden mencionar El triciclo, El laberinto, Pic-Nic, El cementerio de automóviles, Orquestación teatral, EL arquitecto y el emperador de Asiria o El jardín de las delicias

2.1.2. TEATRO TRADICIONAL:

Con Jacinto Benavente como guía próximo, una serie de autores desarrollan un teatro cuyas características he indicado antes. Nombres representativos de este teatro son Víctor Ruiz Iriarte (que obtuvo éxitos considerables con comedias como El landó de seis caballos o El carrusel); Edgar Neville (autor de obras amables e ingeniosas como El baile, cuyo rasgo más destacable es el humor); José Antonio Giménez Arnau (con una pieza que alcanzó extraordinario éxito: Murió hace quince años); y Horacio Ruiz de la Fuente (con comedias muy desiguales, como La muerte da un paso atrás).Mención aparte merece Miguel Mihura, puesto que su teatro de humor es profundamente novedoso. En Tres sombreros de copa su argumento es renovador, al ser un alegato a favor de la libertad y en contra de la vida cotidiana sin fantasía ni humor. La forma es, asimismo, rupturista, ya que se construye a base de frases que nunca se pronunciarían en la realidad. El resultado es un humor muy particular, derivado del código lingüístico empleado, de la paradoja, de la situación absurda.La irrepetible comedia Tres sombreros de copa no logró, por ser estrenada a destiempo, encauzar la renovación teatral, y Mihura, comprendiéndolo así, inicia una evolución que algunos críticos han calificado de decadencia. Ahora, con obras como Melocotón en almíbar o Isabel y la extraña familia, estamos ante la comedia burguesa de evasión bien construida, humorística, y con argumentos de intriga, pero la renovación se ha perdido.En esta renovación del teatro por medio del humor jugó un papel importante Enrique Jardiel Poncela, que, aunque estrena antes de la guerra, después de ella sigue ofreciendo algunos títulos interesantes. Entre ellos destacan, sobre todo, Eloísa está debajo de un almendro y El pañuelo de la dama errante. En la primera de ellas encontramos todos los ingredientes del teatro de Jardiel: una puesta en escena originalísima, una intriga inverosímil en apariencia, una serie de personajes muy eficaces a la hora del humor, y todo ello servido por un diálogo muy ingenioso.

2.2. EL TEATRO REALISTA.

Nace, hacia comienzos de los 50, un nuevo teatro algo más inconformista y existencial que tiene como exponentes más destacados en Historia de una escalera (1949) de Buero Vallejo y en Escuadra hacia la muerte (1953) de Alfonso Sastre. Más adelante, hacia 1955, abandonarían la temática existencial y abordarían un teatro de tintes más sociales, en consonancia con lo que se venía haciendo en el género narrativo.Por estos años surge, junto al público burgués, un público nuevo, juvenil y universitario que pide otro tipo de teatro. Todo ello coincide con la consolidación del realismo social en la novela. Alfonso Sastre será el principal teorizador del teatro de protesta y denuncia en su obra Drama y sociedad.Alfonso Sastre inaugura lo que podemos llamar la tendencia del teatro social. A partir de sus primeras posiciones teóricas, lo social ha de estar por encima de lo artístico. Sastre intentaba interpretar la realidad y sobre todo, transformarla. Por eso intenta un teatro combativo, denunciador y radical.Los dos temas claves de sus «dramas revolucionarios» son el de la tragedia de la revolución, pues ésta es concebida siempre como un sacrificio cruento, y el de la tragedia del orden social injusto. Ejemplos: La mordaza, Muerte en el barrio, Guillermo Tell tiene los ojos tristes, o Asalto nocturno.

Otros autores del compromiso realista son Lauro Olmo (La camisa, English Spoken…) José Martín Recuerda (El teatrito de don Ramón, Las salvajes de Puente San Gil y Como las secas cañas del camino); José María Rodríguez Méndez (Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga); y Carlos Muñiz (Telarañas, El grillo y Las viejas difíciles).Los temas mayores son los de la injusticia social, la explotación del hombre por el hombre, las condiciones inhumanas de vida del proletariado y de la clase media baja, su alienación, su angustia y su miseria social y existencial, etc. El lenguaje de esa dramaturgia es con frecuencia violento, sin eufemismos y conlleva una consciente intención de desafío a los públicos burgueses. Los protagonistas suelen aparecer como víctimas de la sociedad por excelencia.

2.3. EL NUEVO TEATRO ESPAÑOL.

Hacia finales de los 60 aparece un movimiento de renovación caracterizado por su acercamiento al teatro de otras partes de Europa y la valoración del «teatro independiente» frente al comercial. A la cabeza de este movimiento se encuentra Cataluña, principalmente con el grupo Els Joglars de Albert Boadella.

Frente a los creadores de textos, los «nuevos» se presentan como creadores de espectáculos. Se advierte un gran «teatralismo», mucha preocupación por la puesta en escena, de manera que lo literario pasa a un segundo plano. Como rasgos principales de este nuevo teatro independiente tenemos:

1.Carácter heredero de los «teatros de cámara» (particulares) opuestos al teatro comercial.2.Valoración de la investigación a través de una continua autocrítica que conduce a nuevos ensayos.3.Se reduce la importancia del trabajo individual y se revaloriza el teatro como labor de conjunto.4.Consideración del texto como apoyo del espectáculo y no viceversa.5.Configuración del espectáculo en función de los destinatarios.6.Dentro de los dramaturgos del nuevo teatro hay que destacar a José Ruibal. (El hombre y la mosca o La ciencia de birlibirloque), cuya obra responde a un explícito deseo de «escribir contra el público». Se trata de textos de difícil comprensión que rara vez se han llevado a escena.7.Otros autores destacables dentro de esta corriente son Miguel Romero Esteo, Luis Riaza, o José María Bellido.

2.4. TEATRO EXPERIMENTAL

También en estas últimas décadas han surgido unas nuevas tendencias, al margen del teatro comercial, que pretenden buscar nuevas formas de expresión dramática. Se suelen englobar, a pesar de ser muy variadas y heterogéneas, bajo la denominación genérica de teatro experimental. Todos estos teatros, a pesar de sus planteamientos divergentes, coinciden en:1.Se le concede mayor relevancia al espectáculo que al texto literario. Es más importante impresionar o divertir que comunicar ideas o experiencias. Surge el teatro-fiesta- celebración. (Fura dels Baus, Els Comediants…).2.El texto se suple, por tanto, por todo tipo de efectos sonoros y lumínicos. Se incluyen elementos de otros espectáculos como el guiñol, la revista, el cabaret…3.Las relaciones entre obra y espectador se conciben de manera diferente. Es frecuente que se haga participar a los asistentes de manera directa en la representación rompiendo así el tradicional «muro escénico».4.Aunque los móviles que conducen a estas opciones teatrales son muy variados se pueden reducir a dos principalmente: fines político-sociales (inspirados en Brecht) o espectáculos lúdico-ceremoniales.

2.5. LOS ÚLTIMOS AÑOS:

Durante el período de la transición se dieron a conocer una serie de dramaturgos que, junto con los nuevos nombres, son los que están ahora en las carteleras. Es demasiado pronto para aventurar una serie de rasgos o tendencias comunes. Por ellos nos contentaremos con citar a los autores más representativos. Entre ellos destacan Domingo Mirás (autor que dispone de un sólido manejo del castellano, que refleja abierta admiración por los clásicos españoles. Ese es el rasgo fundamental de sus obras: el lenguaje que manejan sus criaturas. Escribió dramas como La venta del ahorcado o La monja alférez); José Sanchís Sinistierra (es un autor que gusta encontrarse en los límites de la teatrali­dad y de la narración, de donde saca los temas para sus obras. Es asimismo un fino observador de la historia, de la que extrae las más sugestivas consecuencias, merced al contraste entre un casi tradicional tratamiento de la épica y su sorprendente sentido del humor. Su obra más conocida es ¡Ay, Carmela!); Fermín Cabal (evoluciona desde el naturalismo costumbrista hasta formas mucho más avanzadas de ese propio realismo. Destacan entre sus creaciones Tú estás loco, Briones y Esta noche gran velada); y José Luis Alonso de Santos (destaca por la creación de una comedia costumbrista, pero enraizada en los problemas sociales del presente, y con una ingeniosa utilización del lenguaje popular. Destacan entre sus obras La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro y Pares y nines).