Que es el componente automatico del gasto publico

8.1.- LA POLÍTICA FISCAL.
La política fiscal consiste en la utilización del gasto público y de los impuestos como instrumentos de política económica para la consecución de unos objetivos determinados. El gasto público lo constituyen fundamentalmente los programas del gobierno de obras públicas (como carreteras, hospitales, etc.), programas de compra de bienes y servicios (para poder ofrecer los bienes y servicios públicos) y el gasto de transferencias (subsidio de desempleo, pensiones, subvenciones a las
empresas, etc.). Cualquier medida de las anteriores influye directamente en la actividad económica y tendrá efectos sobre los agregados económicos fundamentales.
Por su parte, los impuestos son los ingresos públicos creados por ley y de cumplimiento obligatorio por parte de los sujetos contemplados en ésta. El gobierno puede alterar los impuestos con el propósito de actuar sobre magnitudes como el consumo o la inversión, y éstas afectan a los agregados económicos.
En ocasiones se produce una incompatibilidad entre objetivos. Por ejemplo, la utilización de un instrumento para controlar una variable puede afectar negativamente a otra. Así, un aumento del gasto público puede generar incrementos en la demanda, la renta y el empleo y, a su vez, ocasionar una subida de precios. Por este motivo, se utiliza la política fiscal acompañada de otras. Si la puesta en práctica de la política tiene el propósito de aumentar el nivel de producción y de empleo,
se dice que la política fiscal es expansiva. Para conseguirlo, se puede actuar sobre el gasto público y/o los impuestos de la siguiente forma: a) Disminuir los impuestos: supone por un lado, que los individuos dispondrán de más renta para poder consumir. El mayor consumo supondrá un aumento de la demanda, que llevará a las empresas a incrementar su producción y para este fin contratarán una mayor cantidad de factores productivos, entre ellos el trabajo que conducirá a un crecimiento del empleo. Por otro lado, unos impuestos menores supondrán para las empresas unos costes menores, lo que les llevará a aumentar la producción y, por tanto, el empleo.
b) Aumentar el gasto público: el mayor gasto público supondrá aumentar la demanda, ya que el sector público comprará bienes a las empresas para poder llevar a cabo sus programas. Las empresas aumentarán su producción y contratarán más trabajadores. Si por el contrario, la puesta en práctica de la política fiscal tiene el propósito de disminuir el nivel de producción y de empleo, se dice que la política fiscal es contractiva o restrictiva. Para llevar este tipo de política, se puede actuar sobre el gasto público y/o los impuestos de la siguiente forma: a) Aumentar los impuestos: supone por un lado que los individuos dispondrán de menos renta para poder consumir, ya que se reduce la renta disponible. La menor capacidad de gasto de los individuos, provocará un exceso de producción, que llevará a las empresas a incrementar sus excedentes y por tanto, tenderán a disminuir su producción y sus contrataciones. Por otro lado, unos impuestos mayores supondrán para las empresas mayores costes, que les llevará a disminuir su producción y, por tanto, el empleo. b) Disminuir el gasto público: Un gasto público menor originará un descenso de la demanda, ya que el
Estado demandará menos bienes a las empresas para poder llevar a cabo sus programas. Las empresas disminuirán su producción y contratarán a menos trabajadores. Si además se reducen los gastos de transferencias, habrá un grupo de personas que dispondrán de rentas menores y que reducirán su consumo y las empresas, al aumentar sus stocks de productos no vendidos, reducirán su producción y contratarán a menos personal.Estas actuaciones que el Gobierno pretende llevar a cabo en relación con los gastos públicos y los impuestos se recogen en el presupuesto. De tal forma que si los ingresos superan a los gastos habrá un
superávit presupuestario, por el contrario, si los gastos superan a los ingresos tendrá lugar un déficit presupuestario. En las últimas décadas, el Estado ha incrementado su participación en la actividad económica realizando políticas expansivas, lo que le ha hecho incurrir en cuantiosos déficits. La existencia de un déficit no es
mala en sí misma, sino por el problema que se deriva de la financiación. Para satisfacer las necesidades de financiación, los gobiernos cuentan con los siguientes procedimientos: a) Incrementar los impuestos: de esta forma aumentan los ingresos públicos y se reduce el déficit. Este procedimiento tiene una limitación, ya que si se aumentan indiscriminadamente los impuestos la capacidad de gasto de los individuos disminuirá y la economía podría entrar en una recesión al descender la producción. Además, es una medida que tiene costes políticos. b) Emisión de deuda pública: El estado emite títulos-valores de renta fija en forma de obligaciones, bonos y Letras del Tesoro. Si el Estado vende títulos, obtiene a cambio dinero para poder financiar sus gastos. Este procedimiento presenta el problema de que los fondos financieros son limitados y la emisión de deuda pública puede reducir las posibilidades de financiación de las empresas privadas (lo que se conoce con el nombre de efecto desplazamiento). Asimismo, se traslada la deuda a generaciones futuras, que tendrán que devolverla mediante el pago de impuestos. ¿Qué ocurre entonces con la política fiscal?, ¿en qué medida es posible que al pretender lograr el objetivo de crecimiento de la economía a través del crecimiento del gasto público o de la reducción de los
impuestos, dificultemos el logro del objetivo de controlar el déficit público? Estas cuestiones nos permiten afirmar que el Gobierno no solo debe fijar los objetivos, sino que también debe jerarquizarlos. De tal forma, que el logro de los objetivos esté en consonancia con la fase del ciclo económico en la que se encuentre la economía, ya que en algunos casos primará el logro del crecimiento (en fases depresivas) frente al logro del objetivo del déficit; en otros ocurrirá lo contrario, es decir, primará reducir el déficit público frente al objetivo de crecimiento económico.
8.2.- EL BANCO DE ESPAÑA Y EL BANCO CENTRAL EUROPEO.
Los bancos centrales nacionales tienen un papel fundamental en el mercado del dinero de los países. En los de la Unión Europea su protagonismo se ha condicionado en cierta medida por la constitución del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) y por el Banco Central Europeo (BCE), que ha supuesto una redefinición de algunas funciones que tenían encomendadas los bancos nacionales en los países miembros. En España, el banco central es el Banco de España. Es un organismo autónomo con funciones específicas en la política monetaria española, y está integrado en el Sistema Europeo de Bancos Centrales dondeparticipa de las tareas que se atribuyen a esta entidad. Sus funciones más importantes son:
a) Guardar y gestionar las reservas de divisas y metales preciosos que no se hayan transferido al Banco Central Europeo.
b) Supervisar el funcionamiento de las entidades de crédito y de los mercados financieros.
c) Promover el buen funcionamiento del sistema financiero. d) Poner en circulación la moneda metálica. e) Elaborar y publicar informes y estadísticas relacionados con sus funciones. f) Ser el banco del Estado. Realiza, entre otras, las funciones de tesorería y de servicios financieros de
la deuda. g) Asesorar al Gobierno.
Además, el SEBC tiene otras funciones en las que participa el Banco de España como integrante del
mismo:
a) Definir y ejecutar la política monetaria. Es decir, todo tipo de acciones relacionadas con el dinero. El control de la oferta monetaria es importante ya que hay que adaptarse a las necesidades pues si existe
exceso de dinero, pierde valor y la falta de dinero aumenta su valor.
b) Realizar las operaciones de cambio de divisas. c) Promover el buen funcionamiento del sistema de pagos. d) Emitir los billetes de curso legal.