El lenguaje como expresión semántica de la conciencia

Didáctica de la comprensión oral

Cassany (2005) aconseja que los ejercicios de comprensión oral deben ser específicos y pensados, preparados para practicar las estrategias variadas del proceso y para incidir en los aspectos que resulten más difíciles para el alumnado. A su vez, deben ser frecuentes, cortos, activos y variados, con duración de 5 o 10 minutos como máximo, si no el alumno llega a distraerse.

Se recomienda que el material usado sea real y variado, con dosis de ruido. Las grabaciones espontáneas y reales son las mejores. Debe incluir diferentes registros y de todas las variantes dialectales posibles. De esta manera, cuando se programen actividades para esta destreza se debe dar una razón a los alumnos para escuchar, hay que trabajar con papel, esquemas, fotos, etc. Igualmente, tienen que escuchar más de una vez el texto para entenderlo bien. Existen unos pasos esenciales para ponerlos en práctica:

  1. Introducir el tema del texto y presentar la situación. 
  2. Presentar de forma clara la tarea que debe realizar el alumno, así como la presentación de las respuestas: dibujos, escritura. 
  3. Escuchar el texto. 
  4. Pedir a los alumnos que comparen con otros sus respuestas. 
  5. Escuchar de nuevo el texto. 
  6. Comparar las respuestas a nivel de grupo y corregir las respuestas escuchando de nuevo el texto.

Para desarrollar la habilidad de escuchar: 

  • Se necesita mucha práctica (ejercicios frecuentes, breves e intensivos). 
  • Lo importante es la comprensión y no el resultado.
  • No hay que entender todas las palabras para comprender el significado. 
  • No hay que interponerse entre el texto y el alumno. 
  • Material de comprensión real y variado.

Carácterísticas de los ejercicios: 

  • Los alumnos tienen que tener una razón para escuchar que debe constituir la tarea del ejercicio. 
  • Deben formular de forma visible y observable su comprensión (importancia del soporte visual) 
  • Posibilidad de escuchar más de una vez. 
  • Trabajar con textos completos contextualizados, reales o verosímiles. 
  • Permitir el trabajo en grupo o en pareja.

Didáctica de la expresión oral

El problema de esta habilidad es que el alumno la considerará como un pasatiempo o un periodo de descanso después de las actividades de gramática y ortografía. Pero las necesidades orales en la vida diaria son esenciales. El correcto desarrollo de la expresión oral tarda meses e incluso años en verse en el alumno. En la expresión oral hay que tener en cuenta dos conceptos: corrección (precisión léxica, gramaticalidad, normativa, pronunciación clara) y fluidez (velocidad y ritmo, soltura, seguridad, conexión del discurso). Las actividades deben tener un orden: actividades individuales o pequeños grupos y, luego, actividades grupales (debates, juegos de rol). Toda actividad tiene que tener objetivos, contenidos y ser evaluable. El recurso principal de esta habilidad será la literatura (lectura en voz alta, exposiciones, juegos de rol).

Existen varias actividades que pueden ayudar a mejorar esta habilidad: 

  1. Dramatizaciones: interacción y reacción de alumnos (imaginar una serie de objetos). 
  2. Escenificaciones: textos teatrales (pequeños diálogos, escenas, poemas recitados, explicación escenificada de cuentos, obra de teatro). 
  3. Juegos de rol: Situaciones comunicativas diferentes. Hay que determinar el lenguaje, el papel del alumno (médico/paciente).
  4. Simulaciones: Nacen de los cursos de formación para abogados, economistas como técnica para trabajar la persuasión, negociación. En una simulación hay: 
    1. problema o tarea que ha de resolverse, 
    2. cada alumno asume un rol amplio, 
    3. se usa documentación verídica, 
    4. debe tratar temas específicos con interés del alumno.  P.E. Programación televisiva: en grupos de 8 alumnos. 
  5. Diálogos dirigidos: práctica controlada de determinadas funciones lingüísticas. Se debe trabajar en Infantil y en Primaria: completar diálogos, hacer diálogos con un tema, leer e interpretar diálogos escritos. 
  6. Juegos lingüísticos: Trabalenguas, adivinanzas, palabras encadenadas, juegos de lógica: juegos motivadores, el alumno se implica más. Enigmas, juegos psicológicos (test), juegos de mesa (Trivial, Tabú, adivinar películas, personajes). 
  7. Trabajo en equipo: sobre un tema determinado y posterior exposición. 
  8. Técnicas humanistas: el alumno habla de sus intereses. Hablar de uno mismo, dialogar cinco minutos con un compañero, juego del espejo. 
  9. Repeticiones: ejercicios mecánicos de repetición de diálogos con aspectos gramaticales. 
  10. Llenar espacios en blanco: Se trabaja por parejas. Cada miembro tiene una información que el otro no tiene. Dictado por parejas, diferencias entre dos dibujos, situar objetos en un plano. 
  11. Dar instrucciones. 
  12. Solucionar problemas: Plantear situaciones imaginarias con un tema controvertido. (Decir qué personaje se debe salvar en una situación límite). 
  13. Torbellino de ideas: Se parte d un estímulo variado (foto, palabra, sonido). Se pone énfasis en la cantidad, la imaginación y variedad. Después se pasa a ordenar las ideas.
  14. Historias y cuentos: modificar, comentar una historia conocida. 
  15. Sonidos: Canciones (cantar, modificar la letra, inventar), ruidos, música. 
  16. Imágenes: cómics, fotografías, dibujos. 
  17. Objetos: Llevar objetos y comentarlos, reinventarlos, esconder objetos y dar instrucciones para encontrarlos. Hacer cajas misteriosas. 
  18. Exposiciones: impedir que se lea, pedir al grupo que tome apuntes. Evaluar la exposición desde la parte comunicativa y lingüística. 
  19. Improvisaciones: exponer sin tener nada o casi nada preparado. 
  20. Hablar por teléfono: diálogos, crear listas de funciones, juego del espejo. 
  21. Lectura en voz alta: existen tres tipos: dramatizada (énfasis en la pronunciación, pausas, ritmos); comunicativa: leer un escrito en público sin que los demás lo tengan) y evaluativa (leer el texto fijándose en la fluidez y corrección). 
  22. Debates y discusiones: (moderador, apuntador).


Los enfoques didácticos en la enseñanza de la expresión escrita

En general, todos los niños que se inician en el proceso de escritura ya poseen unos conocimientos de lo que significa escribir y leer. La iniciación del lenguaje escrito se sustenta sobre tres pilares básicos: 

  • Maduración:


    desarrollo de capacidades perceptivas, cognitivas, psicomotrices, afectivas y, sobre todo, lingüísticas; siendo el lenguaje oral una base fundamental. 

  • Motivación:

    cuando el niño está preparado para iniciar el aprendizaje, lo solicita, pero no posee las normas de fonema-grafema, siendo la lectura y la escritura un misterio. Debemos motivarle para que vaya desarrollando el interés por la lectoescritura. 

  • Metodología:

    la metodología ha de ser lúdica, significativa e individualizada en determinados momentos. Podemos pensar en actividades como contar cuentos; trabajar formas literarias como adivinanzas, poemas o canciones; narrar cuentos y dejarles que inventen el final; observar imágenes de las lecturas; o facilitar libros en el aula (Bruner, 1990). 

Antes de que el niño adquiera la competencia lectora y escrita, este debe pasar por una serie de etapas, según la clasificación propuesta por Ferreiro y Teberosky (1986), podemos hablar de:

  • Etapa de escritura indiferenciada:


    es la etapa de los garabatos.

  • Etapa de escritura diferenciada:

    en esta etapa pre-silábica son capaces de reproducir letras por imitación, es decir, copiando algo que ven. Pero no saben lo que significa.

  • Etapa silábica:

    los niños empiezan a relacionar los sonidos de las palabras con su grafismo, aunque por lo general representan letras sueltas.

  • Etapa silábico-alfabética:

    empiezan a escribir algunas palabras, aunque se saltan algunas letras.

  • Etapa alfabética:

    en esta etapa ya son capaces de escribir palabras enteras según su sonido, pero carecen de conocimientos ortográficos.

Por lo general, los niños llegan a la etapa alfabética sobre los 6 años. A partir de entonces se inicia el proceso de perfeccionamiento, tanto caligráfico como ortográfico. Por eso podemos hablar de otras etapas (de Ajuriaguerra, 1987):

    1. Precaligráfica:


      los niños escriben muy despacio, letra a letra.
    1. Caligráfica infantil:


      los niños muestran más soltura a la hora de escribir y dominan el grafismo.

    2. Postcaligráfica:

      una vez los niños dominan la escritura y escriben más rápido, tienden a hacer cambios en su caligrafía y empiezan a personalizarla. Esta última etapa se da ya en adolescentes y se considera que las personas suelen llegar a la madurez escritural sobre los 18 – 20 años.

Es en la etapa alfabética en la que se distinguen cuatro enfoques básicos para la enseñanza de la expresión escrita:

    1. Enfoque gramatical


      Se aprende a escribir con el conocimiento y el

dominio de la gramática del sistema de la lengua. Tradicionalmente, se ha estado presente en la escuela haciendo énfasis en la gramática para desarrollar la expresión escrita, dicho enfoque insiste especialmente en la enseñanza de la ortografía, morfosintaxis y el léxico. 

Por medio de este enfoque, predominan los dictados, las redacciones, transformación de frases, llenado de espacios en blanco, etc.

    1. Enfoque funcional


      Se aprende a escribir a través de la comprensión y

producción de los distintos tipos de textos escritos. Hace énfasis en la comunicación y en el uso de la lengua, está orientado hacia el desarrollo de trabajos prácticos. El estudiante debe aprender a utilizar los textos como instrumentos comunicativos para conseguir objetivos diversos.

Se leen, transforman y se crean textos de todo tipo como cartas.

    1. Enfoque procesual


      Mediante este enfoque el aprendiz tiene que desarrollar procesos cognitivos de composición para poder escribir buenos textos.

Por medio de este enfoque se enseñan los procesos cognitivos que le permiten al alumno generar ideas para emprender el arduo trabajo de la redacción, así como formular objetivos, organizar las ideas, escribir borradores y esquemas, revisar y evaluar. Afirma Cassany que “Lo importante no es enseñar sólo cómo debe ser la versión final de un escrito, sino mostrar y aprender todos los pasos intermedios y las estrategias que deben utilizarse durante el proceso de creación y redacción” (1990, p 72).

    1. Enfoque de contenido


      Según este enfoque, al mismo tiempo que se

desarrolla la expresión, la lengua escrita se enseña como instrumento que puede aprovecharse para aprender distintas materias. 

Este enfoque se caracteriza porque hace énfasis en lo que dice el texto y no en como se dice, se centra más en el contenido que en la forma. De esta manera la expresión escrita está dada a la escritura de temas académicos: trabajos, exáMenes, recensiones, comentarios, resúMenes, etc. (Cassany, Luna y Sanz, 2014, p. 272).

El primer enfoque es el más usado en los centros educativos, el funcional se está introduciendo debido a la enseñanza de segundas lenguas. Los otros dos son menos conocidos, aunque se suele optar por seguir los cuatro enfoques.

Didáctica de la comprensión lectora:


Antes de empezar a leer, el niño ya ha tenido los primeros contactos con la lectura (letras, libros, carteles), todo depende del entorno en el que se desarrolle (si ve a sus padres leer, presencia de libros en casa, regalos de libros -de tela, cartón, papel, sin letras, con pocas letras-. La enseñanza de la lectura debe estar presente en todos los niveles de la educación, no acabar en la educación primaria. Si ya saben leer, se puede enseñar a leer mejor. Además, enseñar a leer se debe hacer en cualquier materia. Las técnicas y recursos para el desarrollo de esta habilidad son muy numerosas y van desde los ejercicios más tradicionales hasta las propuestas del enfoque comunicativo. Hay que tener en cuenta que existen distintos contextos educativos y las actividades varían. De esta forma podemos encontrar: i) para el desarrollo de las microhabilidades, ii) recursos materiales, iii) técnicas de lectura, iv) tipos de lectura