Características Clave de la Intervención Socioeducativa

En toda intervención en Educación Social, desde la perspectiva didáctica, se pretende mejorar su calidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje que se llevan a cabo. Esta intervención, para mejorarla, puede ser directa, en situaciones interactivas entre educador o educadora y personas, e indirecta, interviniendo en el diseño de medios, programas o situaciones potencialmente educativos.

En términos de la disciplina de la Educación Social, la intervención socioeducativa incluye, entre otros, los siguientes rasgos:

  • Se trata de una acción que se da en el marco de espacios sociales, que pueden ser escolares o extraescolares.
  • Tiene un carácter intencional y se orienta a mejorar la calidad de vida de personas y grupos, incidiendo en el aumento y mejora de su participación activa en los procesos y entornos sociales, favoreciendo su integración social.
  • La acción educativa debe corresponderse con las necesidades y demandas de las personas que son objeto de la intervención y contar con su participación a lo largo de todo el proceso educativo o de intervención.
  • La intervención educativa debe tener como referente la intención educativa, bases psicopedagógicas favorecedoras del aprendizaje y la reflexión sobre la propia práctica en la cual se produce la intervención.
  • La acción educativa se servirá de elementos técnicos, pero estos elementos estarán al servicio de un enfoque reflexivo y del análisis crítico de la realidad; aunque los elementos técnicos son útiles, más importante que estos es la actitud del educador o de la educadora.
  • Se trata de una acción llevada a cabo por profesionales de la educación que, como tales profesionales, ejercen responsablemente su autonomía y capacidad de decisión.

Características Específicas de la Intervención en Educación Social

La Educación Social tiene una serie de características específicas que es necesario tener presentes al plantearse la intervención en este marco. Desde la perspectiva didáctica, contamos con:

  • Gran diversidad de ámbitos de intervención y la dificultad para delimitar el campo que puede abarcar esta intervención.

    Este rasgo identificativo de la Educación Social implica la polivalencia en la formación y, a la vez, la necesidad de conocer las características específicas del ámbito en el que van a intervenir de un modo profesional.

  • Educación no formal sensiblemente distinta a la escolar.

    La Educación Social, en su carácter no formal, presenta algunas características diferentes a la escolar:

    • Las relaciones que se producen en el seno de las instituciones donde se desarrollan son singularmente distintas, en tanto que el rol del educador social toma un rol particular en el proceso.
    • No existe obligatoriedad de asistencia que es propia de la institución escolar.
    • En ocasiones, el educando no es consciente de encontrarse en un proceso de aprendizaje, aunque sí lo es en su formación y crecimiento personal.
    • La Educación Social requiere procedimientos distintos de los que se utilizan en la escuela, aunque en ocasiones se producen contagios de la metodología y formas de conducir los aprendizajes que son meramente instructivos y que se aplican a etapas que distan mucho de la edad de las personas a las que se les está aplicando dichos métodos.
    • En la Educación Social y escolar se da a menudo una relación especial: los receptores de aquel tipo de educación son personas que han fracasado o que han quedado fuera de esta última.
  • La diversidad de situaciones problemáticas de las personas destinatarias.

    Una de las características de la Educación Social es que puede dirigirse a niños y niñas o a jóvenes, pero también a personas adultas.

    Estas características de las personas destinatarias de la Educación Social comportan dos tipos de necesidad:

    • La necesidad de diseñar intervenciones no contaminadas por los diseños aplicados en la realidad escolar.
    • La necesidad de tener en cuenta que en la relación educador-educando pueden vivirse situaciones duras.
  • Papel poco relevante de la instrucción y muy relevante de la enseñanza-aprendizaje de habilidades o procedimientos y de valores y actitudes.

    En comparación con el sistema escolar, en la Educación Social el aprendizaje conceptual ocupa un lugar menos relevante que el de los aprendizajes procedimentales o de habilidades y que el de los aprendizajes de valores y actitudes.

  • Las peculiaridades de la relación de las educadoras y educadores sociales con otros profesionales y con el voluntariado.

    La intervención educativa en lo que denominamos ámbito social plantea inexcusablemente la necesidad de articular procesos de intercambio de información, de comunicación y de coordinación entre profesionales de la Educación Social y otros profesionales de la acción social. El trabajo interdisciplinar es indispensable, aunque en muchas ocasiones no resulte fácil.

    En el trabajo social (educativo, asistencial, etc.), actualmente desempeña un papel relevante la figura del voluntariado. Este trabajo específico ha existido siempre, pero ahora adquirirá una mayor significación social y aumentará su magnitud, llegando a superar en tiempo de dedicación a la ocupación laboral. Una parte del trabajo específico se destinará a actividades de tipo social, bien participando en diferentes actividades sociales, bien como verdadero trabajo, aunque no remunerado.

  • Escasa tradición en la formulación de planteamientos didácticos.

    En algunos ámbitos de intervención de la Educación Social existe poca tradición de reflexión explícita y de formulación de planteamientos didácticos. Esta constatación hay que tenerla en cuenta principalmente en dos sentidos:

    • En los diseños de formación inicial y permanente de los profesionales de este campo.
    • En la conciencia de la existencia de este déficit cuando se trabaja con educadores y educadoras sociales en ejercicio.