Conceptos Fundamentales del Estado: Población, Fines y Bien Común
La Población
La Población: elemento humano del Estado. Sin hombres no hay Estado, no importa cuántos. También se la llama pueblo, pero este, con precisión, es la parte de la población que convive con cierta habitualidad y permanencia, adquiriendo un estilo de convivencia común, mientras que la población flotante será la que se encuentre en un Estado transitoriamente. Los hombres son miembros o partes del Estado; por esa relación se los denomina ciudadanos, aunque se los use como sinónimo de nacionales (por contraposición a extranjeros) o solo a aquellos hombres que posean derechos políticos. La situación jurídica del hombre en la visión del constitucionalismo…
El Fin del Estado
El fin es la causa final; ya no se trata de saber por qué existe el Estado, de dónde surge o cuál es su naturaleza, sino de indagar qué finalidad tiene. Podemos visualizarlo desde una perspectiva tridimensional:
- Orden de los comportamientos políticos: El fin que se persigue es un objetivo que en su plenitud no se consigue nunca, ya que de forma permanente, sucesiva y progresiva, la actividad política lo va realizando sin llegar jamás a un término, pues resulta intrínseco a la convivencia.
- Normas jurídicas: El fin del Estado aparece descrito mediante normas escritas o no. La Constitución del Estado contiene la descripción de sus fines, como por ejemplo, afianzar la justicia o promover el bienestar general.
- Valor Justicia: El fin al que debe ajustarse el Estado para ser justo es el bien común. Este fin es propuesto por el Derecho Natural; es el fin que naturalmente tiene el Estado.
Clasificación de los Fines del Estado
- Objetivos: Es objetivo y es un fin necesario porque el orden o el Derecho Natural establece como debido para que el Estado responda a su íntima razón de ser de cada Estado y lo tiene asignado por su propia naturaleza.
- Subjetivos: Es asumido y cumplido subjetivamente por cada Estado conforme a las circunstancias de lugar y tiempo. Implica renegar de la existencia de un fin objetivo dado por la naturaleza a todo Estado y admitir solamente que cada Estado empírico tiene el fin específico y concreto que él mismo elige y se atribuye.
- Particulares: Son los que, dentro de los subjetivos, se forja un Estado en un momento histórico determinado.
- Absolutos: Se asignan al Estado de modo inflexible sin admitir desviaciones. Los fines objetivos pueden considerarse absolutos.
- Relativos: Un relativismo absoluto despoja al Estado de fines objetivos y absolutos. Una postura más moderna ajusta los fines objetivos a las circunstancias cambiantes y a las necesidades históricas.
- Universales: Las teorías del fin objetivo y del fin absoluto erigen el fin que deben alcanzar todos los Estados, pero también los fines subjetivos con el mismo carácter universal, no reservándolos para un Estado.
- Exclusivos y Concurrentes: Son los que incumben nada más que al Estado. Los concurrentes admiten participación y colaboración por parte de los individuos y de las sociedades imperfectas.
El Bien Común
El fin del Estado o realización de justicia es de carácter objetivo y universal. Exige que su contenido se acomode a las necesidades y situaciones cambiantes y diversas de cada comunidad en el curso de la historia. Lo captamos como un bien porque:
- Proporciona perfección al Estado que lo cumple y promueve.
- Desde un punto de vista ético, satisface el orden moral.
- Beneficia a todos los hombres y suministra las condiciones para que la convivencia subsista.
- Mediante él, los individuos y los grupos inferiores pueden lograr sus bienes particulares. El Estado tiene como fin alcanzar un bien que los hombres no pueden obtener por sí solos.
El Bien Común como Bien Público
El bien común, que es fin del Estado, es público y no particular o parcial, porque alcanza a todos los hombres que conviven en esa organización política sin excluir a nadie y porque satisface todas las necesidades de esa convivencia general, siendo la comunidad el sujeto beneficiario.
Composición del Bien Común
Es temporal, excede lo material y contiene elementos inmateriales (por ejemplo, educación, cultura). Es variable e histórica; depende de las circunstancias de lugar y tiempo, de las pretensiones colectivas y posibilidades. Tiene un contenido que no es igual en todos los Estados y épocas. No es la suma de bienes particulares y parciales; es una armonía, una síntesis, un estado de cosas que ofrece el conjunto de condiciones para que la convivencia se desarrolle en bienestar, ofreciendo los medios suficientes para que el hombre, con su propia actividad e iniciativa, pueda prosperar. Por ejemplo, el comercio.