Conformados a su imagen

TEMA 5


Significante → el significante sustituye al significado, está en su lugar. 
Significado → es aquello designado por el significante. No se trata del referente concreto, si no de la clase o tipo al que este pertenece. 
Función simbólica → en la teoría piagetiana, se refiere a la capacidad de formar y utilizar símbolos mentales a fin de representar lo que ya no está presente en un momento dado. Permitiría al niño comenzar a liberarse del “aquí y ahora” que imponen las categorías sensomotoras, propias de la primera inteligencia. Mediante la función simbólica el sujeto no tiene que actuar materialmente sobre la realidad, sino que puede hacerlo simbólicamente. Esta capacidad permite la construcción de representaciones o modelos complejos de la realidad.

Índices o señales:


si encontramos trozos de pan roído, podemos inferir que tenemos un ratón en casa, la presencia de humo nos hace suponer que se ha producido un fuego y la existencia de ruidos en la habitación contigua nos hace presumir que hay alguien en ella.

Símbolos:


el significante puede ser independiente del significado pero guardar una cierta conexión con él, una «relación motivada»; en ese caso se habla de símbolos. Los dibujos o las fotografías se pueden considerar como representaciones simbólicas de los objetos que representan. Un dibujo de una casa no es una casa, no forma parte de ella, pero guarda una relación de semejanza estrecha, aunque represente en dos dimensiones el objeto tridimensional. 

Signos:


el ejemplo más paradigmático lo constituyen las palabras del lenguaje, o su representación gráfica, el lenguaje escrito. Las palabras que no son onomatopeyas (en donde existe una relación motivada entre significante y significado). En los signos la relación entre significante y significado es arbitraria.

Señales o índices:


El significante está directamente vinculado al significado, bien porque es una parte de él o porque ambos están ligados y se producen juntos. El humo es una señal o índice del fuego. La aparición de una mano es un índice de la presencia de una persona.

Símbolos


El símbolo guarda una relación motivada con aquello que designa. El símbolo guarda una mayor distancia con lo que designa que la señal. El juego «simbólico» infantil se caracteriza por la utilización de símbolos. El dibujo de una casa es un símbolo de la casa. La indicación de una línea ondulada en una carretera indica la próxima presencia de una curva. El niño que cabalga sobre un palo lo está utilizando como símbolo de un caballo. Estatua de un rey.

Signos


Los signos son significantes arbitrarios, que no guardan relación directa con el significado. La distancia entre significante y significado es máxima. Signos matemáticos, como «+». Las palabras del lenguaje, que son signos arbitrarios (con la excepción de las onomatopeyas).

MANIFESTACIONES DE LA FUNCIÓN SEMIÓTICA, SEGÚN PIAGET (1946)


Hacia el año y medio de vida se empieza a desarrollar la capacidad de utilización de significantes diferenciados de los significados, es decir, símbolos y signos. Las siguientes manifestaciones testimonian la aparición de esta nueva capacidad:

Imitación diferida:


pone de manifiesto la existencia de modelos internos de lo que se está imitando.
Juego simbólico:
Se producen situaciones de una manera simbólica, dando un significado a Juego simbólico elementos de la situación y utilizando símbolos dentro de ella.

Imágenes mentales:


Se puede entender como una imitación diferida e interiorizada, se trata de representaciones de una situación que no se reducen a las huellas que deja la percepción.

Dibujo:


Es mucho más que una copia de la realidad, supone la utilización de una imagen interna, de tal manera que el niño reproduce más lo que sabe del objeto que lo que ve.

Lenguaje:


Consiste en la utilización de signos arbitrarios que sirven para designar objetos o situaciones.

PIAGET:


Imágenes mentales


: Piaget (1946) la define como una imitación interiorizada y diferida. Las imágenes mentales son un tipo de representación interna que no tiene un correlato exterior.
Besiach y Luzzatti (1978) estudiaron sujetos que habían sufrido un daño cerebral en la regíón parietal del hemisferio derecho y que desarrollaban una «negligencia visual» en el lado izquierdo. Los resultados de este tipo de estudios muestran que las imágenes no son residuos que deja la percepción, sino que parecen analizarse como una percepción real, y se exploran como si se tuviera delante un objeto.
Piaget e Inhelder (1966b) han estudiado detenidamente el desarrollo de las imágenes en relación con las operaciones de la inteligencia. Se oponen a la idea de que las imágenes derivan de la percepción y sostienen que la imagen es el resultado de la actividad del sujeto. Para ellos las imágenes mentales provienen de la imitación y constituyen una imitación interiorizada

DIBUJO:


Las fases que distingue Luquet son: el Realismo fortuito, el Realismo frustrado, el Realismo intelectual y el Realismo visual.

El Realismo fortuito


Garabatos. El niño está explorando, trazos rectos o curvos, que se repiten una y otra vez. En cuanto notan una analogía entre su dibujo y un objeto real pasan a considerarlo como una representación de él, diciendo: es un «ratón», es un «paraguas», es un «pájaro».

El Realismo frustrado:


los cefalópodos o cabezudos, primera representación de la figura humana que consiste básicamente en una forma circular de la que salen directamente brazos y piernas, sin que el tronco tenga importancia.

El Realismo intelectual:


son muchas las maneras como el niño consigue realizar esa representación de lo que sabe, aunque solo vamos a citar dos: la «transparencia» y el «abatimiento». El procedimiento que se ha denominado «transparencia», consiste en dibujar aquellas cosas que están ocultas haciendo que lo que las tapa sea transparente, por ejemplo, el pollo dentro de un huevo, el bebé dentro de la tripa de la mujer embarazada.

El Realismo visual:


a partir de los ocho o nueve años, el niño empieza a tratar de representarla realidad tal y como la ve. Para ello, intenta utilizar las reglas de la perspectiva y de atenerse al modelo.

LOS TIPOS DE JUEGO, SEGÚN PIAGET (1946):


Juego de ejercicio (Período sensorio-motor):


repetición de actividades de tipo motor que inicialmente tenían un fin adaptativo pero que pasan a realizarse por el puro placer del ejercicio funcional y sirven para consolidar lo adquirido. Muchas actividades sensoriomotrices se convierten así en juego. El simbolismo está todavía ausente. Es un juego de carácter individual, aunque a veces los niños juegan con los adultos, como en el «cu-cú», las palmas, «aserrín-aserrán».

Juego simbólico (Dominante entre los 2/3 y los 6/7 años)


Se caracteriza por utilizar un abundante simbolismo que se forma mediante la imitación. El niño reproduce escenas de la vida real, modificándolas de acuerdo con sus necesidades. Los símbolos adquieren su significado en la actividad: los trozos de papel se convierten en billetes para jugar a las tiendas, la caja de cartón en un camión, el palito en una jeringuilla que utiliza el médico.

Juego de reglas (Desde los 6 años en adelante):


de carácter social se realiza mediante reglas que todos los jugadores deben respetar. Se hace necesaria la cooperación, pues sin la labor de todos no hay juego, y la competencia, pues generalmente un individuo o un equipo gana. Esto obliga a situarse en el punto de vista del otro.