Determinantes del Ingreso Empresarial: Servicios Personales y Rol Decisorio del Propietario
El servicio personal al consumidor
Una categoría importante de trabajadores-empresarios está constituida por quienes venden servicios personales a los consumidores. Estos trabajadores son capitalistas. Los vendedores de servicios son hombres de negocios que se emplean a sí mismos y, además del interés por el capital que hayan invertido, ganan un salario gerencial implícito. Obtienen una retribución comercial que consiste en ingresos del trabajo. Se le denomina trabajo directo, ya que sirve directamente como bien de consumo y no como factor de producción. Al ser un bien de consumo, recibe su precio en el mercado.
La determinación de los precios de estos bienes será similar, del lado de la demanda, a la de cualquier bien de consumo. Los consumidores valoran las unidades marginales del servicio según sus escalas de valores y deciden cuánto comprar. Es diferente desde el lado de la oferta.
Las curvas de oferta en el mercado, para la mayoría de los bienes de consumo, son líneas rectas verticales, ya que la venta del producto, una vez producido, carece de coste para el empresario. No tiene uso alternativo. El caso del servicio personal es diferente. En primer lugar, el ocio es una alternativa bien definida respecto al trabajo. En segundo lugar, como resultado de la conectividad del mercado laboral, el trabajador puede trasladarse a una ocupación mejor remunerada, elevándose dentro de la estructura de la producción, si su ingreso no es satisfactorio. Como resultado, para este tipo de bienes de consumo, la curva de oferta es aplanada y con tendencia ascendente.
El vendedor del servicio obtiene del consumidor el valor descontado de su producto marginal. Dedicará su trabajo a cualquier rama, ya sea en un nivel alto o bajo dentro de la estructura de la producción, en la que el valor descontado de su producto marginal sea más alto y su salario sea mayor. Los principios de la asignación entre el trabajo directo y el indirecto, dentro de la producción, son los mismos que en las ramas del uso productivo indirecto.
El ingreso de la empresa
La respuesta es que realizarán otra función, para la cual no pueden contratar los servicios de otros factores: pueden adoptar decisiones. Los gerentes contratados pueden dirigir la producción o elegir procesos de producción, pero la responsabilidad final es del dueño, a quien pertenece la producción hasta el momento en que se vende. Los dueños deciden cuánto capital se invierte, en qué procesos productivos y quiénes eligen a los gerentes. Las decisiones relativas a la utilización de su propiedad y la elección de las personas que la manejan deben ser tomadas por los dueños.
Es una función necesaria para la producción y sigue existiendo en la economía de giro uniforme, ya que se requieren capacidades para la elección de gerentes adecuados, y para que la inversión sea más eficiente. Cuando las capacidades permanecen constantes, la eficiencia con que se emplean diferirá de una empresa a otra, por lo que se obtendrán rendimientos diferentes.
El factor consistente en la adopción de decisiones es necesariamente específico en cuanto a cada empresa. No es posible denominar salario a esa retribución, debido a que no gana un salario implícito; se le llama ‘renta por la habilidad para decidir‘. Esa renta será igual al valor descontado del producto marginal del factor, con lo que forma el ingreso de la empresa. Ya que tal capacidad difiere de un dueño a otro, los ingresos se diferenciarán de acuerdo con ello.
A esa diferencia se debe el fenómeno de la existencia de empresas de ‘alto coste’ y de ‘bajo coste’ en cualquier industria, e indica que las diferencias de eficiencia entre las empresas no son solo funciones de efímera incertidumbre, sino que persistirán en la economía de giro uniforme. Muchos economistas piensan que las empresas marginales no ganan tal ingreso, como pensaban que la tierra marginal devenga renta cero. La empresa marginal gana algún ingreso por la capacidad de adoptar decisiones. Nunca podremos decir cuánto será; solo sabemos que será menor que las ‘rentas por decisión’ de las empresas supramarginales.
La creencia de que las empresas marginales no ganan ingreso alguno por la aptitud de decidir de sus dueños se basa en dos errores:
- El supuesto de la continuidad matemática, de modo que los puntos sucesivos quedan mezclados entre sí.
- El supuesto de que el ‘ingreso’ es diferencial y que, tanto la tierra laborable como la empresa, deben devengar ingreso cero para establecer tal diferencia.
Que la renta por decisiones ganada por la empresa marginal deba ser positiva y no igual a cero queda en evidencia al considerar una empresa cuyo ingreso por decisiones sea solamente cero. Su dueño realizaría funciones sin retribución alguna, para lo que no tendría sentido seguir con esas funciones.
Ya que el empresario es quien actúa en relación con la incertidumbre natural, el inversor de capital, que es quien emplea y hace adelantos a otros factores, desempeña un papel importante. La toma de decisiones con respecto a dónde y cuándo hacer inversiones es la fuerza impulsora de la economía moderna. Los trabajadores son también empresarios, en el sentido de que predicen la demanda de los mercados de trabajo y deciden su ingreso a determinados mercados. Una distinción importante entre empresarios-capitalistas y trabajadores existe en el hecho de que solo los primeros pueden experimentar ingresos negativos en la producción.