Escuelas patrioticas

2. DESCUELAS DE LAS ÓRDENES RELIGIOSAS.2.1. Escuelas caritativas para niños.Seria a partir de la orden de 19 de noviembre de 1815 cuando la actividad de los religiosos se generalizaba no sólo por Murcia, sino por toda España. Todas las comunidades religiosas de la época fueron abriendo escuelas caritativas en sus respectivos conventos. Con ello, el número de escuelas primarias se duplicó. Las escuelas de los conventos pronto mostraron su eficacia y, a pesar del poco tiempo abiertas, son varios los alumnos que reciben premio y también el maestro Fray Juan de San Rafael, del convento de Santa Teresa. El mismo, era propuesto por el ayuntamiento para componer la Junta Provincial de exámenes de maestros de primeras letras. Referente a Murcia no encontramos ningún documento alusivo a discusiones entre maestros y religiosos, pero al comienzo del trienio liberal, los maestros de la ciudad se manifestaron ante las autoridades en contra de las escuelas gratuitas de los conventos.La reforma de las órdenes religiosas producía la supresión de conventos y el cierre de sus escuelas. A raíz de la Ley de 1820 y decretos posteriores, los conventos fueron suprimidos uniéndose sus individuos a otros. De todos los conventos existentes solo subsistieron cuatro.Haciendo un ligero balance de lo que el trienio liberal supuso en la enseñanza primaria murciana, podemos concluir que hubo una amplia producción teórica legislativa nutrida de las ideas de Quintana, pero en el terreno de las realizaciones practicas, los intereses particulares de los maestros, produjeron el cierre de las escuelas caritativas de los conventos con el consiguiente empeoramiento de la enseñanza primaria.Con la vuelta de los absolutistas al poder, iba a incidir en una mayor consideración de las órdenes religiosas. La necesidad de escolarizar los muchos niños que había sin escuelas y la falta de medios económicos, hacía que muchos de los políticos siguieran pensando en los religiosos como solución del problema. Así, el señor D. Juan Durante, Síndico Personero de la ciudad de Murcia, presentaba al Ayuntamiento una proposición en este sentido. Ésta era un claro exponente de la situación legal de las escuelas de los conventos, así como un fiel reflejo de la realidad de las mismas y el estado de la escolarización en general, de manera que el Ayuntamiento acordó ponerse en contacto con la Inspección de Escuelas de la provincia a fin de averiguar en qué conventos podrían establecerse las citadas escuelas gratuitas. La Real Sociedad Económica también se intereso por la apertura de las escuelas de los conventos, dirigiéndose al Sr. Obispo de la Diócesis para que activara el ánimo de los prelados de dichas comunidades en orden a la apertura de las escuelas. En diciembre de 1831 podemos confirmar la apertura de una de estas escuelas, probablemente la del convento del Carmen o de carmelitas calzados, aunque no se sabe por cuánto tiempo.2.2. Internado de las niñas del convento de religiosas agustinas: ideario educativo y plan de enseñanza.La institución educativa de niñas a mayor escala en el convento del Corpus Cristi de Murcia fue resultado del Concordato de 1851, tras el cual, dicha comunidad quedaría ligada a las funciones educativas.a) Concepción de la educación. Las Agustinas comienzan haciendo una crítica negativa de la educación que se impartía. La concepción educativa Agustina, se apoya en una concepción de la mujer y de su vida llamada para la propagación de la especie humana, siendo inseparable compañera del hombre, salvo aquellas que Dios elige como esposas suyas. Dos objeciones señalan las agustinas como argumentos difundidos en la sociedad. Por un lado se refieren al temor existente de que las niñas sean preparadas o incluso seducidas para que abracen el estado religioso en el convento. Por otro, el temor de que la educación fuese demasiado monástica y poco a propósito para las normales relaciones de una mujer con su marido, hijos, y resto de la sociedad.b) Educación intelectual y educación moral: contenidos educativos. La concepción Agustina pretende encontrar un equilibrio entre ambas. Distinguen entre una educación intelectual que abarque lo que es indispensable saber a una mujer o madre de familia medianamente acomodada, y una educación intelectual culta con mayores conocimientos propia de una mujer de clase. Los contenidos instructivos comunes a la formación intelectual de todas las niñas serian la lectura, escritura con la posible ortografía, las cuatro reglas de aritmética, y las labores de calceta. Las enseñanzas no comunes a todas comprendían mayores conocimientos. Para la educación moral no hacían distinciones.c) Profesorado. La comunidad de religiosas agustinas se valdría para la educación de las niñas que mejor pudieran desempeñar el magisterio. No obstante, a partir del concordato fue impuesta la obligación de la educación interna de niñas. Para directora de la enseñanza se había nombrado a Sor María de la Presentación, de quién dependería más directamente la enseñanza.d) Régimen del internado. En invierno la hora de levantarse era a las 6 y media, de modo que hasta las 8 que daba comienzo la enseñanza se lavaban, peinaban, desayunaban y rezaban. La primera clase de la mañana, de 8 a 9 seria de labores. De 9 a 9 y media, Misa. De 9 y media a 10 y cuarto, clase de doctrina cristiana, y de 10 y cuarto a 11, clase de escritura. Le seguían dos horas dedicadas a comida y descanso. Así, de 1 a 2 y media, labores. De 2 y media a 3 y media, clase de lectura. De 3 y media a 4, clase de aritmética y gramática. A continuación seguiría hora y media dedicada a merienda, recreo, juego y canto. De esta forma, de 5 y media a 6 y media, estudio. De 6 y media a 7, labores. Y a las 7 rezo del Santo Rosario, con lo que acababan las actividades escolares. Horario minuciosamente programado, casi igual horario que regía en verano, con la diferencia de levantarse una hora antes que en invierno, y aumentar un poco el tiempo de descanso o recreo.De este modo el colegio en internado de las agustinas quedaba destinado a la educación de unas niñas de clase económica media y alta, impidiendo la entrada en él de las niñas procedentes de familias humildes.La insuficiencia de escuelas públicas, así como las desigualdades socioeconómicas se traducían en una desigualdad de oportunidades educativas. El plan educativo que nos ocupa fue redactado por un grupo de religiosas del convento Agustinas Descalzas de Murcia, el cual seria aprobado en 1 de julio de 1852.



1. DIDÁCTICA DE LAS MATERIAS INSTRUMENTALES LESCTURA Y ESCRITURA.
Se le hicieron unos exámenes a los profesores para comprobar la eficacia que tenían ante la enseñanza de los niños pobres escolarizados para que recibieran o no unas gratificaciones. El 13.06.1799 unos socios presentaron el plan de instrucciones para el nuevo arreglo de la enseñanza de los niños. Su aportación principal, fue la enseñanza de la lectura con el aprendizaje del abecedario, seguido del deletreo; pronunciándolo en voz alta. Podemos dividir los métodos de enseñanza de lectura en tres grupos: Métodos sintéticos: los que parten de las letras y sílabas para llegar a la palabra y la frase; métodos analíticos: los que parten de la frase o palabra para llegar a las sílabas y letras; y métodos mixtos: que combinan las dos anteriores. El silabario siguió utilizándose hasta 1806 con pequeñas modificaciones.El estudio del silabario, era la primera fase en el aprendizaje de la lectura.
A continuación iba la fase de lectura de corrido donde se perfeccionaba ayudándoles a aprender y mejorar la entonación y pausas marcadas por los distintos signos de puntuación. Los libros utilizados eran el Catón, el Espejo, el Belarmino… Cuando aprendieran bien a leer se les enseñaba a escribir. Primero tendrían que ser capaces de expresarse por escrito y a continuación una clara y buena letra. El material utilizado era unan dos claves y reglas del método, una para la clase en un tamaño visible y otra para casa. La enseñanza de la lectura se dividía en cinco lecciones y cada vez que se diera una, se repasaría lo anterior. La primera, los niños tenían que pronuncias las vocales y dividir las frases en palabras y estas en sílabas; la segunda, unir las consonantes con cada vocal; la tercera, conceptos de sílaba directa e inversa y su construcción y pronunciación; la cuarta, la construcción y pronunciación de sílabas compuestas por dos consonantes más vocal; y la quinta, la explicación de las irregularidades. Cuando se hubiesen ejercitado suficiente en la clave, pasarían a leer las reglas generales del método. El método Vallejo estaba inspirado en los principios de Pestalozzi, que cogía una palabra y les preguntaba cuantas letras y sílabas tenía, para formar una frase. Pero sobre todo se inspiró en el método de lectura del filósofo Jacotot, que partía de análisis de una frase y su descomposición en elementos más simples. Desempeñó un papel importante en la formación metodológica del profesorado y en la enseñanza de la lectura. Fue utilizado durante varios años por la mayoría de maestros murcianos y en 1837 el método silábico volvía a ser utilizado mayoritariamente. El aprendizaje de la escritura se hacía a través de la imitación por los alumnos de las muestras de letra que en dificultad creciente les presentaba su maestro; se ponían en un calígrafo ejemplar y se convertían en clases de caligrafía.Las muestras de Pedro Días Morante recogidas en Nueva arte de escribir serán ilustradas por D. Francisco Xavier de Santiago Palomares. En los primeros años del siglo XIX, Torquato Torio de la Riva, difundió su escritura, imitando pero ayudándose también de algunas reglas de proporción y simetría, sustituyendo casi por completo a las muestras de Morante. En 1801, publicaba Torio de la Riva una obra titulada Ortología y diálogos de caligrafía, aritmética y ortografía donde recordaba su arte de escribir y se lamentaba de que muchos maestros no lo utilizaran. En Murcia y de acuerdo con su número de escuelas, fueron distribuidos once ejemplares de la citada obra. Un cambio notable en la enseñanza de la lectura y escritura se experimentaría con el Reglamento de escuelas públicas de instrucción primaria elemental de 1838, que recogía la misma idea que ya expusieran los liberales de 1822, la simultaneidad de ambos aprendizajes desde el comienzo de la escolarización. Esto supuso un avance en la metodología didáctica y un mejor aprovechamiento del horario escolar.El reglamento de 1838 dejaba claro que desde que los niños entraran en la escuela debía empezar a aprender las diferentes materias, lecturas, escritura, aritmética… aunque con un diferente grado de dificultad. En las clases de lectura, había que corregir la entonación entre otras cosas.El avance experimentado en la escritura y lectura, se concretó en dos logros principales:El deletreo se sustituyó por el método silábico y una introducción los métodos analíticos y La lectura y escritura se hacían indispensables en el aprendizaje de la expresión verbal.