Factores Genéticos y Agresividad: Descifrando la Influencia Biológica en la Conducta Humana

La Genética y la Agresividad: Un Vínculo Complejo

La genética neurocomportamental busca desentrañar las principales influencias genéticas relacionadas con la agresividad y la conducta violenta. Los estudios iniciales en humanos, particularmente con gemelos y familias, se centraron en investigar la interacción entre la genética y el ambiente en la configuración del comportamiento individual.

Primeras Investigaciones y Cromosomas Sexuales

Los estudios preliminares se enfocaron en los datos provenientes de personas con anormalidades genéticas en los cromosomas sexuales. Dada la mayor prevalencia de violencia en hombres, se hipotetizó que los genes responsables podrían ubicarse en los cromosomas X e Y. Se investigó si la presencia de cromosomas X adicionales se correlacionaba con una mayor agresividad o violencia. La conclusión fue que tener más cromosomas X de lo habitual no actuaba como un factor protector contra el desarrollo de conductas agresivas y violentas.

También se examinaron a hombres con más de un cromosoma Y, a quienes se denominaba «superhombres». El primer estudio, realizado por Jacobs, observó que un alto porcentaje de hombres con el genotipo XYY presentaban un comportamiento altamente agresivo. Sin embargo, trabajos posteriores demostraron que esa alta tasa de comportamiento violento o criminalidad no se debía directamente a la incidencia de esos cromosomas, sino más bien a deficiencias intelectuales asociadas.

Influencia Genética y Ambiental en la Agresividad

Los trabajos realizados en el ámbito de la genética han arrojado resultados contradictorios, otorgando un papel relevante al ambiente en el que las personas se desarrollan. Se concluyó que los factores genéticos explicaban el 44% de la varianza en agresividad entre sujetos, mientras que solo el 6% de los casos encontraban su explicación únicamente en factores ambientales. Los estudios en este campo han encontrado diferencias de género en la etiología de la conducta agresiva, con una tendencia hacia una heredabilidad más alta en las mujeres y efectos mayores del ambiente compartido en los hombres.

Identificación de Genes Específicos

El siguiente paso en la investigación es determinar cuáles son los genes concretos que influyen de forma diferencial en la conducta agresiva humana. Los estudios epidemiológicos muestran que las diferencias genéticas explican una parte sustancial de la variación en la conducta agresiva. Constatado esto, el siguiente objetivo es determinar la localización en el genoma humano de las variantes genéticas que influyen de forma diferencial en la conducta agresiva humana.

Criterios para la Selección de Polimorfismos Genéticos

Los investigadores en este campo han enumerado algunos criterios que deben considerarse para seleccionar un determinado polimorfismo (una variación en la secuencia de un lugar específico del ADN entre los individuos de una población) con el fin de estudiar su asociación con la conducta agresiva:

  • Que ese polimorfismo se encuentre en una región que codifique proteínas.
  • Si ese gen se halla implicado en el funcionamiento de algún sistema de neurotransmisión.
  • Si ese polimorfismo o ese gen afecta a una zona cerebral relevante en la regulación de la conducta.

Si la respuesta a estas cuestiones es afirmativa, el gen en cuestión sí sería un buen candidato para estudiar esa posible asociación.

Sistemas de Neurotransmisión y Genes Clave

Los resultados de las investigaciones sugieren que las diferencias individuales en el funcionamiento del sistema serotoninérgico, así como en otros sistemas de neurotransmisión, podrían estar relacionadas con la etiología de la agresividad. Numerosos estudios han tratado de identificar variantes genéticas específicas relacionadas con el sistema serotoninérgico. En algunas investigaciones se encontró que niños portadores del alelo corto del gen transportador de la serotonina mostraban niveles significativamente más altos de conducta agresiva. También se evidenció cómo la expresión de un determinado gen puede depender del ambiente que un individuo experimenta.

Interacción Gen-Ambiente: El Gen Transportador de la Serotonina

Un estudio sobre la interacción gen-ambiente con relación al gen transportador de la serotonina halló que los hombres portadores del alelo corto de este gen mostraban niveles más altos de agresividad, siempre y cuando hubieran experimentado, además, un determinado nivel de estrés. Por el contrario, los hombres portadores del alelo largo no mostraban un incremento de la conducta agresiva.

El Gen MAO-A y la Agresividad Impulsiva

Además del gen transportador de la serotonina, otro gen relevante es la MAO-A (Monoamino Oxidasa A), ubicado en el cromosoma X. Las deficiencias en este gen han sido vinculadas con la agresividad impulsiva. Cuanto menor es su actividad en las regiones corticales y subcorticales, mayor es la agresividad autoinformada por adultos sanos. El gen de la MAO-A ejerce un efecto moderador sobre los efectos ambientales del maltrato. Los niños con altos niveles de MAO-A expresados por este gen eran menos propensos a desarrollar conductas antisociales que aquellos niños portadores del genotipo que proporciona niveles más bajos de la enzima sintetizada por este gen.

Es claro que tanto los factores ambientales como los genéticos influyen en el desarrollo de tendencias agresivas.

Teorías sobre la Conducta Agresiva: La Teoría de la Presión Social

A partir de estas influencias, se han formulado ciertas teorías sobre la conducta agresiva, destacando la Teoría de la Presión Social. De acuerdo con esta teoría, en aquellos casos en que un niño presente una conducta antisocial y no se aprecien factores sociales que le presionen o predispongan a este tipo de conductas, es más probable que su comportamiento se explique por la concurrencia de factores biológicos. Y viceversa, cuando existen causas sociales que pueden explicar ese comportamiento, la incidencia de factores de riesgo biológicos será débil.