Fases del Desarrollo Moral: De la Obediencia a los Principios Éticos Universales
Las Etapas del Desarrollo Moral según Lawrence Kohlberg
Nivel Preconvencional
En este nivel, el razonamiento moral es escaso. La bondad o maldad de los actos se juzga según reglas absolutistas (bien o mal), impuestas desde fuera y sin valor en sí mismas. Las normas son una realidad externa que se respetan solo atendiendo a las consecuencias (premio, castigo).
Estadio 1: Moralidad Heterónoma (hasta 7/8 años)
Se respetan las normas por obediencia y por miedo al castigo. No hay autonomía, sino heteronomía: agentes externos determinan qué hay que hacer y qué no. Es el estadio propio de la infancia, aunque algunos adultos pueden permanecer en él durante toda su vida.
Estadio 2: Moralidad de Intercambio (de 8 a 11/12 años)
La acción correcta es la que satisface las necesidades de uno y, ocasionalmente, las de otros. Se asumen las normas si favorecen los propios intereses. Predomina el individualismo y la finalidad instrumental. Es un estadio propio del niño y de personas adultas que afirman:
«Te respeto si me respetas».
«Haz lo que quieras mientras no me molestes».
Nivel Convencional
Se transita de la visión concreta y egoísta del nivel preconvencional al valor del grupo, sus reglas y sus prácticas, implicando una socialización más madura. En este nivel, las personas viven identificadas con el grupo y buscan responder favorablemente a las expectativas que los otros tienen de ellas. Se identifica como bueno o malo aquello que la sociedad así lo considera.
Estadio 3: Moralidad de la Conformidad Interpersonal (Adolescencia temprana)
Se busca la aprobación social y el establecimiento de relaciones de gratitud, lealtad y confianza. Se actúa en función de las expectativas de los que nos rodean. Hacer lo correcto significa cumplir las expectativas de las personas próximas a uno mismo.
Estadio 4: Moralidad del Sistema Social (Adolescencia plena y tardía – Adultez)
Existe una orientación hacia la autoridad, las normas fijas, el cumplimiento de los deberes y el orden social. El individuo es leal con las instituciones sociales vigentes. Para él, hacer lo correcto es cumplir las normas socialmente establecidas para proporcionar un bien común. Aquí comienza la autonomía moral: se cumplen las normas por responsabilidad.
Nivel Postconvencional
Se caracteriza por una conciencia clara de la relatividad de los valores y las opiniones personales. Rara vez se alcanza antes de los 20 años, siendo el estadio 5 el más común en quienes llegan a este nivel. Es el nivel de comprensión y aceptación de los principios morales generales que inspiran las normas: los principios racionalmente escogidos pesan más que las normas.
Estadio 5: Moralidad de los Derechos y del Contrato Social
Se reconoce la relatividad de los valores y opiniones personales. Se insiste en la legalidad (aceptación). Es el estadio de la apertura al mundo. Se reconoce que, además de la propia familia, grupo y país, todos los seres humanos tienen el derecho a la vida y a la libertad, derechos que están por encima de todas las instituciones sociales o convenciones.
Estadio 6: Moralidad de los Principios Universales
Se asume la relatividad de los valores sociales y se buscan los principios éticos del entendimiento, la universalidad y la consistencia. Predomina una visión universalista y de respeto a la dignidad humana, junto con la empatía social y el relativismo cultural. Este estadio es difícil de alcanzar y requiere un esfuerzo consciente y perseverante para su mantenimiento. En este estadio impera la regla de oro de la moralidad:
«Hacer al otro lo que quiero para mí».
Etapas en la Interiorización de un Valor
- Recepción: Conciencia de que existe un valor.
- Aceptación: El sujeto acepta el valor entre varias opciones; la conducta ha de tener cierto grado de constancia.
- Preferencia por un valor: Las actitudes en este nivel buscan activamente el valor.
- Compromiso: La persona que posee un valor se entrega totalmente a él e intenta convencer a otros, afirmándolo y defendiéndolo.
- Organización: Se relacionan unos valores con otros y se organizan jerárquicamente, distinguiendo entre los que ocupan un lugar predominante y los que poseen carácter secundario.
- Caracterización: El valor se adopta como forma de vida, guiando la conducta de manera integral. Implica una entrega total a dicho valor.