Mapa de las Rutas de las Cruzadas
T3. EL VIAJE EN LAS SOCIEDADES TRADICIONALES. LA EDAD MEDIA Y LA EDAD MODERNA
La caída del Imperio romano de Occidente y la disgregación territorial y cultural de su herencia dio paso a la conformación de las sociedades tradicionales europeas, cuyos rasgos más importantes se mantendrán durante unos mil años, hasta la llamada revolución industrial. El espacio del antiguo Imperio romano fue ocupado por tres unidades culturales: la cristiandad latina, el Imperio bizantino y el islam. A partir del siglo XV el Imperio bizantino desaparece políticamente, pero la religión ortodoxa mantiene hasta nuestros días una cierta distinción cultural. La unidad cultural de Europa Occidental se siguió manteniendo a través de una comunicación y un viaje que en algunos momentos fueron muy intensos, pero que no tenían nada que ver con el ocio. Hasta el siglo XVIII la agricultura y la ganadería constituyeron las actividades primordiales. Se trataba además de unas actividades económicas precapitalistas, en las que una masa de la población trabajaba el campo en dependencia directa de unas clases poseedoras de tierra (nobleza y clero), lo que aseguraba relativamente pocos excedentes económicos, poco tiempo libre y la imposibilidad a veces jurídica de partir del territorio que se habitaba. CARACTERÍSTICAS DE LOS VIAJES POR EUROPA. es religiosos, viajes de negocios, viajes de élite, educativos o bélicos. Hubo también otras categorías como mendigos peregrinos, estudiantes trotamundos, músicos ambulantes y trovadores, mimos, payasos y juglares, y soldados desertores. Las ferias eran encuentros que tenían lugar una o dos veces al año, y eran concedidas como privilegios por las más altas autoridades del reino. Coincidían con actividades religiosas y de ocio, y se intercambiaban bienes de todo tipo. Aunque eran de origen más antiguo, las ferias como tal se diseñaron y encontraron sus características esenciales en los siglos XVII y XVIII. Los visitantes necesitaban de un lugar donde dormir, donde comer y beber y donde divertirse, por lo que surgieron hosterías, mesones, tabernas, posadas, lupanares y prostíbulos. Los problemas de compartimentación del espacio del antiguo Imperio romano no ayudaban a que, al menos hasta el siglo XII, se emprendieran viajes que no tuvieran una cierta utilidad material. Los caminos medievales eran una red más o menos estable que variaba con el tiempo y a veces con las estaciones, uniendo en general puntos de reposo. Los puentes, vados de ríos, pasos de montaña, puertas de entrada a las villas y las fronteras entre ciudades, regiones, condados y reinos solían estar gravadas con impuestos y no siempre eran permitidas a todos. A partir del siglo XII la situación mejoró de forma ostensible. A partir del siglo XIV las continuas guerras, las hambrunas y sus epidemias, hicieron que las comunicaciones quedaran periódicamente interrumpidas. Durante el siglo XV pareció mejorar la situación en Europa central. Aunque algunos conflictos bélicos destruyeron de nuevo caminos y rutas. A partir del Renacimiento, en el siglo XV, los reyes y los nobles de mayor rango comenzaron a construirse residencias para pasar los veranos calurosos lejos de la corte. Carlos I de España tenía en los valles de la Vera su paraíso particular, su hijo Felipe II construyó el monasterio de San Lorenzo del Escorial. Las aguas medicinales y los baños termales siguieron siendo visitados incluso durante los más oscuros años de la Edad Media, aunque en unas proporciones mínimas. Los baños volverían a cobrar importancia a partir del siglo XVII. Algunos viajeros acomodados, buscando recuperar su salud, accedían a embarcarse en largos viajes. Más allá de estas prácticas y ocasiones que hemos comentado, un viaje realizado exclusivamente por ocio o placer resultaba inimaginable. CONDICIONES DE VIAJE Y MEDIOS DE LOCOMOCIÓN. En general, el viaje era visto como algo peligroso, solo practicado por marginados, clases altas por razones específicas, peregrinos de índole religiosa y mercaderes en busca de provecho económico. Para prepararse el viaje se celebraban misas o rezos por la buena fortuna del viajero. Solía ser inevitable llevar algún tipo de arma para poder defenderse, así como cartas de recomendación o pasaportes escritos por personas importantes o de autoridad. Se viajaba en grupo o, si se alcanzaba a alguien en el camino, se caminaba lo que fuera posible juntos. Los mercaderes solían ir en verdaderas caravanas, a veces protegidos por hombres armados. La indumentaria más utilizada para los viajes era alguna variante de la del peregrino.
En este contexto, la situación climatológica para iniciar un viaje resultaba especialmente relevante. Debido a las condiciones de los caminos, pocas veces se viajaba en invierno. El verano era, por lo general, época favorable para los viajes. Tampoco era aconsejable viajar por la noche. Como ya hemos dicho, en Alemania y el centro de Europa los caminos se mantuvieron hasta el siglo XVIII en un estado lamentable. También en España la disgregación de reinos diversos y a menudo enfrentados, las guerras entre cristianos y musulmanes, así como la orografía complicada de la Península hacían que la comunicación entre las distintas partes del territorio fuera muy complicada. Tampoco hubo nunca una política activa de construcción y mantenimiento de caminos y carreteras. En Inglaterra surgieron las turnpike, que conseguían capital privado para construir infraestructuras y luego cobraban por su uso.´ En Francia ya en 1464 había ordenado el rey Luis XI la construcción de estaciones de posta en las carreteras, donde se guardaban caballos de refresco para todo un ejército de mensajeros para los asuntos personales del monarca. En 1508 un edicto encargó a los tesoreros reales la tarea de vigilar y reparar las carreteras francesas, aunque no tuvo mucho éxito. Sin embargo, ya en tiempos de Francisco I comenzaron los coches de correos a recorrer los caminos que iban desde París a varias ciudades situadas en el corazón de Francia. Se crearon también postas para cambiar los caballos y estaciones de vigilancia para garantizar la seguridad. Con ellos comenzó a surgir toda una red de mesones, posadas y ventas con sus habitaciones para dormir, tabernas y comedores, establos y abrevaderos para los caballos, e incluso herreros y cocheros. Los caballos se usaban sobre todo para la guerra y la caza; mulas asnos y bueyes tiraban de los carros o servían para el transporte de cargas en sus lomos. Las velocidades que estos carros y estos animales podían desarrollar eran muy limitadas. Los carros en los que se desplazaban sobre todo los nobles y gentes acomodadas, mejoraron con el tiempo, pero eran en general pesados y caros. Hasta la llegada del ferrocarril y del automóvil las velocidades no se incrementarían de forma significativa. Una pequeña revolución en los transportes la produjo el comienzo de los viajes regulares de las diligencias del correo. Aunque los comienzos del correo regular en Francia se datan en el siglo XV, hasta mediados del La navegación fue quizá el medio de transporte que más cambió en estos siglos. EL VIAJE RELIGIOSO CRISTIANO. Si descontamos los movimientos de población a veces muy masivos ocasionados por las guerras e invasiones, los viajes más importantes que incidían en el desarrollo de la vida cotidiana tuvieron por origen motivos religiosos. El viaje religioso forma parte de las vidas de los seres humanos desde épocas remotas. Los judíos tenían también peregrinaciones, en algún momento obligatorias. El cristianismo desarrolló un interés por el viaje a los lugares relacionados con la vida de Jesús de Nazaret. La peregrinación surgió con fuerza sobre todo a partir del siglo IV d. C., especialmente en la peregrinación a los Santos Lugares y luego a Roma, lugar de devoción de mártires y santos, así como de papas. Había guías para Roma que, siguiendo las antiguas vías romanas, indicaban los monumentos, catacumbas o sepulcros de mártires que había que visitar de forma inexcusable. La importancia de Roma se mantendrá con el tiempo. De este modo, las peregrinaciones a Roma acabarán por enlazar con el Grand Tour de los siglos XVII y XVIII y con los viajes de estudio de los artistas durante los siglos XIX y XX. Las peregrinaciones fueron siempre mucho más diversas. Se podía peregrinar a Guadalupe en Extremadura o a Montserrat en la Corona de Aragón; la tumba de los Reyes Magos en Colonia era lugar favorito para toda Europa. Si al principio peregrinar había sido cosa de reyes y caballeros, con el tiempo se generalizó y surgió el tipo del peregrino misericordia de los fieles o de la generosidad de las instituciones eclesiásticas. Las peregrinaciones a Jerusalén tuvieron características pacíficas. En 1905 el papa Urbano II lanzó el llamamiento a la primera cruzada durante el concilio de Clermont. Con la intención de reconquistar los Santos Lugares, miles de europeos se pusieron en marcha hacia Palestina y conquistaron, por breve tiempo, Jerusalén. Los motivos de su participación fueron muy diversos, desde el puro fanatismo religioso hasta el ansia de aventura o el deseo de enriquecimiento. El estereotipo histórico que del europeo se tiene hoy día en Oriente Medio está muy ligado al mito de las cruzadas medievales y a los crímenes cometidos por los cruzados. La peregrinación a Tierra Santa implicaba la navegación durante una parte importante del viaje. Un viaje desde el centro de Europa a Jerusalén solía durar unos siete u ocho meses. En los Santos Lugares el peregrino podía comprar toda una serie de recuerdos y souvenirs. La peregrinación a los Santos Lugares se mantuvo entre los siglos III y XVI con muy pocas interrupciones. La otra peregrinación importantísima de la Edad Media y que, pese a numerosos altibajos se ha mantenido hasta la actualidad, era la peregrinación a Santiago de Compostela. La divulgación a lo largo de toda la Europa cristiana de textos relacionados con el hallazgo del sepulcro y con la propia tarea apostólica de Santiago en Occidente irá atrayendo a peregrinos de allende los Pirineos ya antes del año 1000. En principio se trataba de unos pocos viajeros de alto rango. Las expediciones del caudillo musulmán Almanzor, que tomó Santiago de Compostela en el año 997, supusieron un retroceso en el movimiento. A partir del cambio de milenio se hizo sentir un cambio ideológico que propugnaba abiertamente la unión de los cristianos para combatir a los musulmanes. La presión de los turcos sobre el Imperio romano de Oriente hizo que fuera cada vez más difícil viajar a los Santos Lugares, de ahí que cobrara mayor importancia la peregrinación a Santiago. Comenzaron a acudir mayor número de gentes, provenientes de todas las partes de Europa y de toda clase social. Hacia el año 1500 peregrinaban a Santiago entre 200.000 y 500.000 personas. Los peregrinos acostumbraban a narrar en libros y manuscritos los aspectos más curiosos del viaje. También encontramos muchas veces la preocupación por describir aspectos muy prácticos del viaje que puedan ayudar a otros peregrinos. La peregrinación a Santiago tuvo una importante función económica. Los pueblos del camino recibían no solo peregrinos, sino también mercaderes atraídos por las posibilidades de negocio. Las órdenes religiosas europeas comenzaron a establecerse a lo largo de la ruta.
La construcción de hospederías y albergues, e incluso de monasterios, catedrales e iglesias, hizo venir a maestros canteros, arquitectos y simples obreros de todo el continente, lo que a su vez incrementaba la potencia económica de las zonas en las que se construían. Los peregrinos creían ir siguiendo las huellas de Carlomagno, de quien se afirmaba haber sido el primero en abrir el camino. A partir del siglo XVI, con la Reforma protestante y con los problemas causados por las guerras en el continente, la peregrinación a Santiago entró en decadencia y solo volvió a resurgir a finales del siglo XX. LA PEREGRINACIÓN A LA MECA. Europa y su entorno más inmediato se constituyeron desde el siglo VIII en zona de contacto y conflicto con el islam. Los reinos y estados musulmanes formaron pronto parte de la historia europea y sus influencias y mutuos entrecruzamientos fructificaron en múltiples ocasiones. De ahí que la principal modalidad de viaje religioso musulmán sea conocida en Occidente y haya estado presente en la imaginación del viajero europeo desde siempre. El viaje a La Meca es el seguidores la transformaron, expulsado los ídolos premahometanos, y los símbolos cristianos, y convirtiéndola en uso de los principales símbolos de todas las ramas del islam. A lo largo del tiempo se dotó de un complicado ritual que es el mantenido férreamente hasta hoy en día. La peregrinación se debe efectuar en el mes destinado para ello y se han de observar determinados ritos. También hay toda una serie de aspectos de la vida cotidiana que no se pueden realizar durante este tiempo. Aunque en principio se formaron las tres rutas clásicas de peregrinación, la extensión de la religión predicada por Mahoma atrajo a peregrinos de lugares cada vez más lejanos. Un problema fue siempre el encontrar lugares donde cobijarse. Los viajeros subsistían gracias a la limosna o con la búsqueda de un oficio temporal. En el caso de los musulmanes andalusíes la peregrinación duraba al menos un año. Por ello los ricos preferían pagar a alguna persona para que peregrinase en su lugar. Las peregrinaciones a La Meca impulsaron un intenso contacto entre las diversas regiones musulmanas e inspiraron otro tipo de viajes, de sabios y aventureros movidos por la curiosidad que, a veces aprovechando la peregrinación, pasaban largos años recorriendo lejanas tierras. De este modo Ibn Batutta viajó durante 28 años. Generalmente estos viajes eran por tierra. LOS VIAJES DEL DESCUBRIMIENTO. Por supuesto ni las peregrinaciones ni las cruzadas cumplieron la función de lo que se ha entendido después por turismo.
Las cruzadas terminaron justo cuando recomenzaron los viajes hacia Oriente, siguiendo por tierra la Ruta de la Seda o en barco a través del Mediterráneo. La república veneciana se convirtió en una gran potencia comercial y política europea. Los comerciantes venecianos convirtieron el Mediterráneo en la mayor ruta comercial de la época. Entre 1271 y 1295 se data el famoso viaje de Marco Polo a Asia. No solo trajo con él el mercancías y tesoros y una gran cantidad de nuevo conocimientos, sino que escribió el más famoso libro de la Edad Media, El Millón. Estos viajes comerciales abrieron la puerta a los descubrimientos de los navegantes ibéricos. Portugueses primero y españoles después se lanzaron al océano Atlántico circunnavegando África, llegando por mar hasta Asia, encontrándose con América, uniendo el gigantesco continente a Occidente y dando por primera vez la vuelta al mundo. El desenlace de la Reconquista había creado unos estados modernos y con ansias de expansión que poseían además la experiencia suficiente para acometer poblamientos y organizar colonias. No olvidemos que a América ya habían llegado en los siglos anteriores otros pueblos, pero solo los pueblos ibéricos consiguieron instaurar poblaciones estables y duraderas. El descubrimiento de América transformó por completo el mundo y, con él, el sentido de los viajes. La ocupación y explotación de los inmensos territorios americanos impulsaron la construcción de un mundo transcontinental, en el que las rutas atravesaban miles de kilómetros por mar y tierra. No había vuelta atrás y el planeta debía ser explorado. Hasta el siglo XVIII fueron explorando, descubriendo y poblando los españoles el continente americano y zonas de Asia, mientras que los portugueses lo hacían en Brasil, África y Asia. A partir de la mitad del siglo XVII, y con más fuerza a lo largo del XVIII, fueron tomando los ingleses y holandeses la posición de líderes en los descubrimientos y ocupaciones. Si hasta el siglo XVIII las exploraciones habían tenido motivos económicos, religiosos y de curiosidad geográfica, durante La mezcla de motivos ideológicos y económicos contribuirá a hacer surgir el imperialismo británico, belga, francés y alemán propio del siglo XIX. Los exploradores y viajeros de esa época estarán entonces a las órdenes del imperio y como mensajeros y antecedentes de la ocupación efectiva del territorio por ejércitos y administraciones coloniales.