Tipos de organización organicista y mecanicista

¿Qué es el trabajo?,


El trabajo es una parte intrínseca y consustancial a la persona.
Todos necesitamos realizar actividades que nos permitan obtener los recursos que necesitamos para vivir. Dos situaciones nos ayudan a comprender esta necesidad del trabajo para la vida. La primera se observa cuando conocemos a personas que pudiendo desarrollar un trabajo, no lo tienen y se tienen que mantener mucho tiempo sin hacer nada. Habitualmente el desánimo, la desazón y la sensación de inutilidad se instalan en sus vidas mientras no consiguen superar esta situación. La segunda se deriva de aquellos que deciden por opción no trabajar, que se dedican al ocio y a la indolencia. Con frecuencia, estas personas acaban utilizando sus energías en plantear problemas inexistentes o en actividades negativas para sí mismas y para quienes les rodean. 

Tipos de trabajo,


Cuando hablamos de trabajo podemos observar tres tipos en nuestra sociedad. El primero es el trabajo remunerado. Se trata de aquel por el que recibimos una contraprestación monetaria, ya realicemos por cuenta ajena o por cuenta propia. El segundo es el trabajo reproductivo. Se denomina así el que se realiza para la propia subsistencia sin recibir contraprestación monetaria alguna por él. Incluye el trabajo doméstico y todas las actividades destinadas a autoabastecerse de bienes y servicios. Por último, existe un tercer tipo de trabajo que es el voluntario. Este se realiza en el marco de una organización, en la que se trabaja para cubrir necesidades y apetencias de otros, sin recibir remuneración. 

El derecho al descanso,


No todo es trabajo. Aunque a través de él nos realicemos como seres humanos, crezcamos en sabiduría y seamos mejores, el trabajo excesivo también puede embrutecer y desorientar a quien lo lleva adelante. El trabajo excesivo obnubila nuestra mente y nos hace perder el norte. Esta ocupación sin freno deja de ser un medio para mejorar nuestro entorno y se convierte en un fin en sí mismo. Se olvida la creatividad en el trabajo y su dimensión creadora para centrarse en su productividad y en la cantidad de cosas hechas 

Los derechos de los trabajadores,


La idea de trabajo decente se fundamentan el reconocimiento de los derechos de los trabajadores. De hecho, como afirma Juan Pablo II en su encíclica Laborem exercens, son precisamente estos derechos y los que tienen que constituir el criterio fundamental para la organización de la economía. Podemos resumirlos en: 

El derecho al trabajo



El derecho una justa remuneración


El derecho un descanso apropiado y a una organización del horario


El derecho a ambientes de trabajo y procesos productivos sanos


El derecho a mantener y potenciar la propia personalidad en el trabajo


El derecho a recibir subsidios para cuando es imposible trabajar


El derecho de reuníón y de libre asociación, ligados a los derechos de negociación colectiva y de huelga


El derecho a participar en la propiedad de la empresa y en la organización del trabajo

El salario digno,


El pago de un salario justo y suficiente es un instrumento clave de justicia social y una herramienta importante para lograr una distribución adecuada de sus bienes de la tierra que son para todos. Es este el motivo por el cual la DSI siempre ha insistido en la importancia de fijar la cuantía de los salarios no atendiendo al juego del mercado, de la demanda y la oferta, sino atendiendo a las necesidades de los trabajadores y las familias. 

La persona imagen de Dios,


Somos imagen de Dios, nos ha creado a su imagen y semejanza. Esto nos aporta una singularidad que nos lleva a ser colaboradores de Dios en sus labores respecto a la creación. Las personas somos los miembros de la creación a quienes Dios da la responsabilidad suprema de ser sus custodios y recreadores. 

¿Qué nos diferencia de las demás criaturas?,


Estar hechos a imagen y semejanza de Dios significa que somos seres capaces de amar. Somos personas en la medida que amamos y nos perfeccionamos, en la medida que amamos más. Por ello, la humanidad de las personas se puede ver en su capacidad para amar. 

El amor nos conforma como personas,


No se puede amar en abstracto. El ser humano es un ser social por naturaleza. Por ello, la humanidad de las personas, entendida como la capacidad de vivir con los demás y dar amor a los otros, es el modo más claro de acercarse a Dios, que es amor, y que se nos reveló humanizándose para que siguiésemos su ejemplo. 

La unicidad de la persona,


Cada persona es un yo único e irrepetible. Por ello, aportar a la sociedad de carácterístico mío, solamente lo puedo hacer yo, nadie más. Hacer vida este convencimiento de que todos somos únicos y tomar conciencia de ello de una manera plena nos lleva a la centralidad de la persona en la vida pública, a respetar y querer a todos, sabiendo que son irreemplazables y valiosos. 

La dignidad de la persona,


Todos los seres humanos, aunque diferentes entre nosotros, somos imagen de Dios y por tanto iguales. Esto nos hace gozar de la misma dignidad por el hecho de ser persona. Nadie es más que el otro, todos estamos en el mismo nivel porque todos somos extraordinarios y únicos, y todos compartimos la misma naturaleza. 

La libertad de la persona,


La libertad indica capacidad de uno mismo para tomar sus propias decisiones y llevarlas adelante. Una persona es libre en la medida que puede asumir la responsabilidad de sus propios actos. Libertad y responsabilidad son dos aspectos que se necesitan el uno al otro. 

La sociabilidad de la persona,


Las personas somos seres sociales por naturaleza, solo podemos entendernos en relación con otras personas. Por ello, la persona consigue crecer y desarrollarse en la medida que llega a estar en comunión con otras personas. Ahora bien, esta naturaleza social no garantiza la comunión por sí misma. 

Los derechos y los deberes humanos

Los derechos humanos según la encíclica Pacem in terris son: 

Derechos a la existencia y a un decoroso nivel de vida



Derechos a la buena fama, a la verdad y a la cultura


Derecho al culto divino


Derechos familiares


Derechos económicos


Derecho a la propiedad privada


Derecho de reuníón y asociación


Derecho de residencia y emigración


Derecho a intervenir en la vida pública. – Derecho a la seguridad jurídica

Los deberes humanos según la encíclica Pacem in terris son: 

El deber de conservar la vida


El deber de vivir con decoro



El deber de respetar los derechos ajenos


El deber de colaborar con los demás


El deber de actuar con sentido de responsabilidad