Fundamentos del Conocimiento y la Realidad Social: Lenguaje, Socialización e Influencia Minoritaria

Fundamentos del Conocimiento en la Vida Cotidiana: Perspectivas de Berger y Luckmann

Subjetividad y Objetividad en la Construcción de la Realidad

La subjetividad es una propiedad opuesta a la objetividad. Mientras que la primera se sustenta en la opinión y los intereses propios del sujeto, la objetividad implica tratar a los conceptos como si fuesen cosas, de manera distante y con la menor implicación personal posible.

La diferencia entre la subjetividad y la objetividad es clara al analizar distintos textos. Aquellos que explicitan la opinión del autor son subjetivos; los que intentan limitarse a los datos concretos y fácticos son objetivos. La subjetividad solo es accesible a la persona que atravesó la vivencia en cuestión. De esta forma, el sujeto desarrolla sus propias opiniones, de acuerdo con su percepción particular y determinadas por lo vivido.

El Lenguaje como Pilar de la Realidad Cotidiana

El lenguaje es un sistema de signos vocales, el más importante de la sociedad humana, dotado de la capacidad intrínseca de expresividad vocal que posee el organismo humano. La vida cotidiana es vida con el lenguaje que compartimos con nuestros semejantes y por medio de él. La comprensión del lenguaje es esencial para cualquier entendimiento de la realidad de la vida cotidiana.

En una situación “cara a cara”, el lenguaje posee una cualidad distintiva: cada interlocutor escucha lo que dice el otro en el mismo momento en que lo dice, lo cual permite un acceso sincronizado y continuo a la interacción. A medida que se habla, los significados se hacen accesibles continuamente, volviéndose más reales. Otra forma de expresión es recordar el conocimiento propio, lo cual difiere de la inmediatez de la situación cara a cara.

El lenguaje se origina en la vida cotidiana, tomándola como referencia principal. Se refiere a la realidad que se experimenta en la conciencia, dominada por el grupo de significados que corresponden a acciones presentes o futuras, y que se comparten con otros. Como sistema de signos, el lenguaje obliga a adaptarse a sus pautas, como las normas aceptadas en el habla correcta, e incluso a descartar las formas incorrectas a las que uno está acostumbrado a usar de manera particular. El lenguaje permite objetivar una gran cantidad de experiencias que emergen en el transcurso de la vida, las cuales pueden incluirse en distintas categorías cuyos términos adquieren significado tanto para uno mismo como para sus semejantes.

Al tener en cuenta el “aquí y ahora”, el lenguaje extiende diferentes zonas dentro de la realidad de la vida cotidiana, integrándolas en un tono significativo. Por medio del lenguaje, se puede extender el espacio que separa una zona manipuladora de la del otro, permitiendo sincronizar una secuencia de tiempo biográfico con la de otra persona, y dialogar sin interacción “cara a cara”. El lenguaje hace posible visualizar objetos ausentes, es decir, aquellos que no están en el “aquí y ahora”. Permite actualizar todo un mundo, conservando su poder incluso cuando una persona no dialoga con otra, y hace presentes a personas ausentes en el momento, así como a las del pasado (aquellos fallecidos).

El lenguaje trasciende la realidad de la vida cotidiana, ya que puede abarcar zonas aisladas de la realidad. Cualquier tema que cruce de una esfera a otra puede definirse como un símbolo, o mejor dicho, como “lenguaje simbólico”. Su significación trasciende el “aquí y ahora” de la vida cotidiana, y el lenguaje asciende a regiones que son inaccesibles a la experiencia cotidiana, presentes o pasadas. El lenguaje construye enormes representaciones simbólicas que pueden dominar la realidad de la vida cotidiana como fundamentos de otros mundos. Los sistemas simbólicos pueden ser la religión, la filosofía, las artes y la ciencia, los cuales son muy indispensables para la vida diaria.

El lenguaje tiene la capacidad de construir símbolos separados de la vida cotidiana, y también de recuperar distintos símbolos para presentarlos como elementos reales de la vida cotidiana. El simbolismo y el lenguaje son esenciales para la realidad de la vida cotidiana, constituyendo campos semánticos. Por ejemplo, la gramática, el vocabulario y la sintaxis se acoplan a la organización de estos campos semánticos.

La Socialización: Primaria y Secundaria

Socialización Primaria: La Construcción del Primer Mundo

La socialización primaria es el primer proceso por el que el individuo atraviesa en la niñez; por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. En esta etapa, el niño se identifica con los otros significantes de diversas formas emocionales, acepta roles y actitudes, los internaliza y se apropia de los mismos, logrando así una identificación. El yo es una entidad reflejada porque refleja las actitudes que adoptaron para con él los otros significantes. El individuo llega a ser lo que los otros lo consideran.

Este no es un proceso mecánico y unilateral, sino que entraña una dialéctica entre la auto-identificación y la identificación que hacen los otros. Recibir una identidad implica adjudicarnos un lugar específico en el mundo. Así, la socialización primaria crea en la conciencia del niño una abstracción que va de los roles y actitudes de otros específicos a los roles y actitudes en general. Por ejemplo, si el niño derrama la sopa, la norma se generaliza. Esta abstracción de los roles y actitudes de otros significantes se denomina el otro generalizado. La sociedad, la identidad y la realidad se cristalizan en el mismo proceso de internalización, lo cual se corresponde con la internalización del lenguaje. Cuando el otro generalizado se ha cristalizado en la conciencia, se establece una relación simétrica entre la realidad objetiva y subjetiva.

El paso decisivo ocurre cuando el niño reconoce que todos se oponen al derrame de la sopa, internalizando así una norma generalizada. En la socialización primaria se construye entonces el primer mundo del individuo. Comporta también secuencias de aprendizaje socialmente definidas: a la edad A el niño debe aprender X, y a la edad B debe aprender Y.

La socialización primaria finaliza cuando el concepto del otro generalizado se establece en la conciencia del individuo. Sin embargo, la socialización nunca es total, nunca termina.

Socialización Secundaria: La Adquisición de Submundos Institucionales

No existe ninguna sociedad que no posea cierta división del trabajo y cierta distribución social del conocimiento, por lo que la socialización secundaria se vuelve una necesidad. La socialización secundaria es cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad. Es la internalización de “submundos” institucionales (realidades parciales que contrastan con el mundo base adquirido en la socialización primaria) o basados en instituciones. Ejemplos de estas instituciones pueden ser: la escuela, la universidad, la empresa, el estado, hospitales, clubes deportivos, organismos políticos, asociaciones civiles, sindicatos, etc. Se podría decir que el individuo descubre que el mundo de sus padres no es el único.

Esta socialización suele ubicarse en el período de transición de la adolescencia a la adultez. Los valores adquiridos desde el hogar sufren una transformación porque el individuo necesita relacionarse con distintos ámbitos. Comienza cuando empezamos a interactuar con otras personas que no son de nuestra familia, por ejemplo, compañeros, profesores, colegas, etc. Estas personas influyen sobre las cosas que aprendemos para formar parte de la sociedad.

La carga afectiva es reemplazada por técnicas pedagógicas que facilitan el aprendizaje. El grado y el carácter de estas técnicas variarán de acuerdo con las motivaciones que tenga el individuo para la adquisición del nuevo conocimiento. Por ejemplo, los valores transmitidos y las enseñanzas dentro del núcleo familiar, sobre todo por parte materna, poseen una carga afectiva superior y luego son complementados con los conocimientos escolares.

El acceso a estas técnicas pedagógicas es imposible sin una socialización primaria previa. Su objetivo principal es la posibilidad de los sujetos de adquirir un “rol” específico, el cual diferencia lo que somos (identidad) de lo que representamos. Estos roles son intercambiables, puesto que es la sociedad la que impone las pautas para que el sujeto asuma una función acorde a ella. Cada uno de ellos requiere un vocabulario específico (internalización de campos semánticos) en cuanto a la división del trabajo respecta, y las relaciones se establecen por jerarquía, dada la distribución social del conocimiento en casi todos los ámbitos: laborales, académicos, institucionales.

Los roles de la socialización secundaria comportan un alto grado de anonimato; el mismo conocimiento que enseña un maestro puede enseñarlo otro sujeto. Los roles, entonces, son intercambiables.

El acento de la realidad del conocimiento internalizado en la socialización primaria se da automáticamente; en la socialización secundaria debe ser reforzado por técnicas pedagógicas específicas, debe hacérselo sentir al individuo como algo familiar.

La Influencia Minoritaria según Banchs

Definición de Minoría

Según Banchs, la definición de minoría toma en cuenta el contenido de un mensaje influyente y también el contenido como fuerza de la fuente. Toda persona que defienda una posición diferente de una posición admitida en la sociedad es considerada como minoría o ejerce una influencia minoritaria. Se trata de un pequeño número de individuos que defienden una posición diferente a la compartida por un grupo mayor.

Características Distintivas de la Influencia Minoritaria y Mayoritaria

  • La mayoría produce conformismo, que se manifiesta públicamente de manera inmediata, refiriéndose al objeto planteado.
  • La minoría produce una conversación, que se lleva a cabo en privado, se genera de manera latente, constituye un enigma, exige una actitud frente a los involucrados y también una respuesta inhabitual.

La Psicologización de la Minoría

La psicologización explica el discurso minoritario de acuerdo con su ruptura con las normas dominantes, agregando a la minoría características psicológicas, lo que puede desprestigiar, por ejemplo, a las feministas.

La psicologización genera una representación social negativa y desviada de la minoría en la mayoría, desviando la atención de la propuesta normativa que impulsa la minoría. Evalúa discursos que generan conflicto por parte de las minorías activas, ofreciéndoles así un modo de resolución muy específico. A través de esto, también inhibe en la minoría la influencia latente, postergada, indirecta y en privado.

La Denegación en la Influencia Social

La denegación se enfoca en los contenidos del mensaje minoritario. Permite afirmar las ideas que genera la mayoría y sus creencias, y por otro lado, genera dudas sobre las creencias e ideas de la minoría, definiéndose así estos dos conceptos como “denegación”. La denegación disminuye la influencia mayoritaria pero refuerza los planteamientos minoritarios.