Antropología y Comparación Cultural: Conceptos, Perspectivas y Desafíos
Conceptos Fundamentales en Antropología
En cuanto a los conceptos fundamentales implicados en este tema, el primero es la noción de categoría analítica o unidad de análisis. Categoría, tipo, prototipo, estereotipo… en definitiva, son conceptos clasificatorios para ordenar datos y contenidos de una investigación. Son etiquetas que resumen descripciones y atributos, y constituyen un instrumento importante y fundamental para poder comparar formas culturales, ya que toda comparación exige algún tipo de clasificación. Por lo tanto, serán cruciales en todo proceso de investigación.
La Complejidad de la Comparación Cultural
¿Qué clase de categorías analíticas son comparables entre sí? Esta es la gran complejidad del tema de la comparación: acertar en establecer unidades de comparación adecuadas en los estudios culturales.
Es importante esta primera categorización para saber qué es lo que vamos a comparar. La clasificación resultante de esta categorización en unidades de comparación serán los compartimentos donde luego depositaremos los contenidos, tanto descriptivos como analíticos, para nuestro trabajo de campo. Esta categorización es la que nos permitirá comparar, siendo el punto de partida de todo proceso de investigación. De cómo la realicemos dependerá la perspectiva que adoptemos, la adecuación de la observación, la descripción que hagamos (desde el objeto de nuestro estudio hasta el significado que le otorguemos), el análisis y la interpretación que realicemos.
Leach: Categorías Analíticas y Tipos Estructurales
Las categorías analíticas son cruciales desde cualquier perspectiva antropológica y han sido trabajadas prácticamente desde todas las ramas: técnicas de investigación, antropología cognitiva, económica, política… y especialmente en antropología del parentesco. En este ámbito, Leach es uno de los grandes teóricos y afirma en su texto que es especialmente difícil encontrar categorías analíticas equivalentes entre parientes.
Por ejemplo, aunque la denominación del vínculo de filiación entre padres e hijos en dos lenguas pueda presentarse como equivalente, este tipo de relaciones concretas puede implicar realidades muy diferentes. En los estudios de parentesco, además de desarrollar una taxonomía de las diferentes formas de familia y de parentesco, es necesario desarrollar también el análisis componencial, que consiste en dotar y especificar al máximo el carácter del vínculo.
Leach se acerca también al concepto de tipos estructurales, derivados de la idea de Max Weber de una forma de clasificar los fenómenos sobre la base de sus rasgos más característicos. Estos rasgos característicos son más difíciles de definir en los estudios transculturales a gran escala. Sin embargo, son imprescindibles para poder llevar a cabo la comparación transcultural. Junto con las críticas a las fuentes etnográficas y a la selección de la muestra de estudio, el gran problema que encontramos radica en la calidad y fiabilidad de los datos etnográficos que se manejan.
Leach y el Par Emic/Etic
Leach aborda el par emic/etic, términos tomados del análisis lingüístico que provienen del contraste entre fonética y fonología.
- La fonética clasifica los sonidos que emitimos al hablar, nivelando todas las lenguas bajo el mismo código desde un punto de vista externo a la lengua que analizamos.
- La fonémica se encarga de la variación de los sonidos y estudia el sentido que tienen esos sonidos diferentes para el propio hablante.
Por lo tanto, aplicado a la antropología, se traduce en dos modos de proceder:
- Una descripción emic de los hechos, que serán las elaboraciones propias del sujeto o de los sujetos investigados. Son las significaciones del informante y se corresponde con la percepción del actor. Es la visión interna, el punto de vista del nativo.
- En el otro lado, tenemos las descripciones etic, que son las que proporciona el investigador, sus percepciones como observador, y están formuladas en términos que maneja la comunidad científica.
Una cultura puede ser descrita de acuerdo con las categorías conceptuales nativas, tal como la perciben, con el sentido que tiene para ellos y cómo la interpretan. O bien, una cultura puede ser descrita sobre categorías culturales establecidas desde fuera.
Leach vs. Geertz: Conceptos Emic y Etic
Leach, en contraste con Geertz, considera que estas dos percepciones de los hechos (emic/etic) oponen conceptos cercanos a la experiencia frente a conceptos lejanos a la experiencia. De nuevo, Leach nos remite a un estudio sobre parentesco y nos dice que, en los estudios de parentesco, el enfoque emic resulta crucial como contrapartida al etnocentrismo de las categorías de parentesco etic (categorías como el incesto, la familia, la paternidad). Nos dice que muchas de las categorías que consideramos universales del parentesco son, en definitiva, nuestras propias categorías. Por eso, las categorías emic de la cultura investigada van a contribuir a que las categorías etic que nosotros elaboramos sean más objetivas.
Como contrapartida, la implicación del nativo en su propia cultura impide reconocer las causas y las consecuencias de su comportamiento. Es entonces la perspectiva del investigador, la perspectiva etic, la que toma distancia; pero, ojo, tampoco está libre de sesgo y de la propia endoculturación del investigador.
Las categorías etic tienen la intención de establecer una sistematicidad, pero en toda etnografía deben estar presentes las dos perspectivas complementarias. En definitiva, son dos modos de percibir y observar, de describir y de analizar los hechos, para lograr una comprensión más objetiva y completa, y contrarrestar el etnocentrismo tanto del investigador como del nativo. Se trata, por medio de esta intersubjetividad, de acercarnos lo más posible a esta pretendida objetividad. La comparación entre categorías inadecuadas suele ser resultado del etnocentrismo.
Leach vs. Herskovitz: El Etnocentrismo
Herskovitz define el etnocentrismo como el mecanismo primario que funciona en la valoración de la cultura. Desde su perspectiva, esta tendencia natural es necesaria y favorece la endoculturación, la adaptación e identificación positiva de cada individuo con su propia cultura y con su grupo. Sin embargo, el peligro radica en el extremo: en los juicios que se hacen sobre el otro, o en ponerlo en práctica para competir, combatir o someter a otros. La disciplina antropológica trata de hacerse consciente de esta tendencia universal y de minimizar las valoraciones subjetivas acerca del otro.
Caso de Estudio: «La Capacidad Mental del Negro» de Beato y Villarino Ulloa
Como ejemplo de una comparación con un uso erróneo de las categorías analíticas, se presenta el texto de Beato y Villarino Ulloa, titulado “La capacidad mental del negro”. Este texto está repleto de valoraciones etnocéntricas, interpretaciones xenófobas y racistas. El objeto del estudio pretendía medir la memoria y la capacidad intelectual de niños ecuatoguineanos y españoles, aplicando test europeos, con la intención de demostrar la inferioridad (así está expresamente formulado) de los primeros con respecto a los segundos debido a causas naturales científicamente demostrables. Es un claro ejemplo de las conclusiones que se obtienen cuando las categorías de análisis objeto de comparación son inadecuadas.
Hoy en día, esta categorización explícita de inferioridad y superioridad resulta escandalosa. Sin embargo, cuando se aplicaron estos test a mediados del siglo XX, ya se habían superado hacía más de medio siglo las tipificaciones evolucionistas de las etapas del desarrollo de la humanidad y de este estado mental primitivo que el texto pretende mostrar.
Leach vs. Menéndez: Legitimación Científica del Racismo
Menéndez expone cómo las categorías con contenido racista pueden legitimarse y fundamentarse científicamente como verdades incuestionables. Los autores de “La capacidad mental del negro” eran médicos, y ello era su aval de cientificidad, tal y como aparece en el prólogo. Ellos se presentan así y, al mismo tiempo, se alude a la motivación religiosa de evangelización que persigue el estudio. Los test que hacían a la población eran la prueba que presentaban del método científico que habían seguido. Incluso, se incluyen citas de antropólogos como Malinowski para demostrar que ellos apoyaban la convivencia con los nativos para valorar las emociones.
En el texto de Beato y Villarino Ulloa aparecen muchos de los aspectos abordados en el temario de esta asignatura en relación con los problemas de la comparación cultural. Por ejemplo, en lo relativo a la calidad y validez de los datos, las pruebas eran incorrectas e inadecuadas. Sin duda, eran muy útiles para la política colonial española. Los autores de este estudio no repararon en obstáculos como el dominio del idioma por parte de los niños africanos. Si bien los niños africanos eran bilingües, el español no era su lengua materna. Tampoco se tuvo en cuenta, a la hora de realizar los test, que estos tenían patrones occidentales y se aplicaron a niños con experiencias de realidad muy diferentes. El resultado obtenido, además, se aplicó a toda una población a fin de dividirla como aptos o no para los diferentes trabajos.
La importancia de este texto es que ilustra perfectamente el etnocentrismo, pues la premisa del relativismo cultural de tener en cuenta el contexto solamente se aplicó al contexto occidental.
Críticas de Leach a la Clasificación en Antropología
Leach aborda los problemas de clasificación en antropología social desde el surgimiento de la antropología separada de las Ciencias Sociales, entre 1860 y 1865. En ese periodo, aparece el intento de aplicar los conceptos de la evolución de Darwin a los fenómenos sociales. Términos como tribu, pueblo, sociedad o cultura se confundieron con el concepto más biológico de raza y se usaron como el concepto de especie de Linneo, como si fueran entidades separadas y perdurables en sí mismas, con sus propias historias reconducidas. Estas entidades, al ser documentadas por el etnógrafo, se suponía que se hallaban en condiciones de estabilidad, y entonces sí que cobraba sentido tratar de establecer una taxonomía de todas ellas siguiendo este modelo de Linneo, es decir, un sistema piramidal.
Debido a este punto de partida, no parece sorprendente que este modo de obrar fuera de uso común en 1860; sin embargo, Leach encuentra extraño que siga en uso un siglo más tarde. Por ello, hace una crítica y opina que los fenómenos de la vida real a los que la antropología aplica este modo de clasificar no tienen ninguno de los rasgos que caracterizan a las especies para clasificarlos de este modo, ya que, según Leach, los fenómenos sociales no se ajustan a este esquema de Linneo. Leach argumenta su crítica basándose en cuatro puntos:
- Prácticamente no existen fenómenos sociales con límites bien definidos.
- Las culturas se fusionan unas con otras y son más propensas al cambio que a la estabilidad.
- Los individuos cambian de identidad a lo largo de la vida.
- Los sistemas políticos también cambian y surgen otros nuevos.
Conclusión de Leach: La Naturaleza de las Clasificaciones Antropológicas
Leach concluye que los antropólogos se han dedicado en exceso a discernir la esencia universal de temas como el matrimonio, la familia, los grupos de filiación unilineal, etc. Critica la multitud de puntos de vista divergentes que existen entre lo que él llama los clasificadores de los sistemas sociales, es decir, entre aquellos teóricos que debaten sobre qué hay que clasificar y qué no, y que creen que los límites entre las sociedades son algo que puede medirse con criterios objetivos.
Le parece más defendible el concepto de Max Weber de los tipos ideales y de las variedades de sistemas sociales que pueden distinguirse y clasificarse siguiendo estos modelos o tipos ideales. Sin embargo, también nos dice que, para alcanzar la verdad por aproximación a alguno de estos modelos, la ortodoxia ha terminado por aproximar los estudios a un modelo concreto y claro. Un buen modelo termina por encajar en casi todas las situaciones posibles y concebibles.
Leach prefiere situarse entre el grupo de creadores de modelos antropológicos que consideran las clasificaciones como un procedimiento hecho ex professo para una situación concreta. Cualquier clasificación hoy útil puede que mañana se convierta en un obstáculo porque los intereses de estos investigadores con el tiempo hayan cambiado.
Leach critica que los antropólogos escriben y hablan como si creyeran en el valor permanente de las categorías con las que operan. Sin embargo, la disciplina antropológica ya tiene trayectoria suficiente como para que podamos observar que la selección de esquemas de clasificación ha ido cambiando a lo largo del tiempo y ha dependido unas veces de la moda y otras de las circunstancias accidentales.
Reflexión Final: Etnocentrismo y la Validez de los Datos
El caso de «La capacidad mental del negro» es un ejemplo claro de un estudio repleto de valoraciones etnocéntricas y de interpretaciones xenófobas. Su objetivo era medir la memoria y la capacidad intelectual de niños ecuatoguineanos y españoles aplicando test europeos, con la intención de demostrar la inferioridad por causas naturales. Este estudio ilustra cómo las categorías de análisis inadecuadas pueden llevar a conclusiones sesgadas.
Como denunciaba Menéndez, categorías claramente racistas pueden ser legitimadas científicamente. Los autores eran médicos, y ello parecía ser suficiente aval de cientificidad. Sin embargo, todo lo relativo a la calidad y validez de los datos es en extremo cuestionable: las pruebas eran incorrectas e inadecuadas. El texto ilustra de forma extraordinaria el etnocentrismo, pues la premisa del relativismo cultural acerca de la importancia de tener en cuenta el contexto particular, en este caso, se redujo al contexto occidental. Las consecuencias teóricas e ideológicas, excesivamente simplistas y generalistas, de los resultados de los test de inteligencia, sirvieron para legitimar concepciones profundamente prejuiciosas, xenófobas y etnocéntricas.