Consumo de masas

Flexibilidad: modos de producción y formas de consumo. De producción-consumo de masas a producción-consumo fragmentado2o• La flexibilidad del modelo postfordista introduce un sistema fundamentado en la informatización, en la deslocalización yen la relocalización de la estructura productiva, en una fabricación mucho más ligera, difusa y especializada. La fragmentación productiva ocasiona, de esta manera, una fragmentación social que rompe la homogeneidad básica de los sujetos tradicionales del fordismo. Especialización flexible, donde la configuración del producto y la producción asistida por ordenador y la robótica, antes que adaptarse al consumo masivo se dedican a segmentar y a adecuar su oferta a nichos muy específicos de demanda personalizada. Las grandes series se acortan y se complejizan; los productos se transforman en corto espacio de tiempo. Mientras, las bases tradicionales del fordismo -producción en cadena de grandes series de mercancías uniformadas-se han exportado hacia zonas semiperiféricas, reforzando, así, las tendencias al desempleo estructural en los países del centro. El concepto de producción, consumo y cultura de masas se empieza, así, a modificar y a transformar en un concepto más flexible que define el campo social desde los años ochenta, como es el de estilo de vida21 o modo de vida. 20 Las notas y reflexiones incluidas en este epígrafe proceden del texto de L.E. Alonso Trabajo y ciudadanía (ed. Trotta, 1999) 21 En definición de C. Soldevilla: especifica manera de vivir, basada en la acción reciproca entre condiciones de vida externas y pautas individuales de acción y conducta. Incidencia de factores socioculturales (órdenes de vida: valores, normas, roles) y de carácterísticas personales (rasgos y tipos de personalidad, oportunidades Concepto con el que se empieza a insistir en que grupos sociales, simbólicamente cada vez más fragmentados, viven, producen y reproducen representaciones culturales específicas para su entorno vital carácterístico. Nuevas formas de consumos rompen las primeras identidades colectivas del consumo de masas -basadas en el optimismo del acceso por primera vez a objetos de consumo duradero y a la cultura del confort-y, a la vez, instauran la fragmentación y la dualización como forma de reconocimiento social, lo que hace también que aparezcan formas de consumo diferenciado susceptibles de crear nuevas desigualdades sociales. El postmodernismo se aparta de cualquier vinculación entre la necesidad social y los objetos de consumo; la moda, así, se vuelve sobre sí misma hacia un espacio frío y virtual. Si, tomado como ejemplo paradigmático, Chicago era el espacio físico y económico del fordismo clásico, la ciudad de Los Ángeles es el laboratorio donde se experimentan las fórmulas culturales del postfordismo globalizante; escaparate de tamaño gigante de arquitectos espectáculo, nudo de redes telemáticas, factoría de códigos icónicos y territorio disperso de intercambios de todo tipo cada vez más transitado por la especulación, por la volatilidad y por la aceleración. Pero territorio que cada vez impone, también, una mayor dualidad, segregación y separación social. El keynesianismo, por su propia lógica de funcionamiento, se convirtió en un complejo paradigma de intervención social distributiva, en el que conceptos tales como: pleno empleo, servicios, derechos laborales, democracia política, conflicto laboral y expansión económica encontraban un difícil e inestable equilibrio en una práctica de ‘mercado social’ que se mostró eficiente para absorber las crisis cíclicas de demanda, desde la salida de la segunda Guerra Mundial hasta principios de los años setenta. En gran medida a lo largo de la década de los 80 y en los primeros 90 ha ido estallando ese universo social, unificador e integrador que había servido como referencia básica para el estudio de los mecanismos de estabilización del capitalismo keynesiano. Entre los peligros que L.E. Alonso advierte ante el ‘modelo postfordista’ se encuentran: mercados de trabajo segmentados, dualización social, desempleo estructural, oferta diferenciada y estratificada de bienes y servicios, Estado mercantilizador y empresarializador. .. De cómo se aborden estos peligros dependerá las consecuencias de las nuevas propuestas que, como se observa, no atañen sólo a la técnica ni al ámbito exclusivo de la producción. Materiales y afinidades electivas). Estilo de vida. Hacia una teoría psicosocial de la acción (ed. Entinema, 1998) En este sentido, la posibilidad de manejar la descentralización como paso para la construcción de modelos de especialización flexible que utilicen esta flexibilidad a favor de la fuerza de trabajo -y, con ella, de la ciudadanía-es algo que se viene postulando (Sabel y Piore). Si la fábrica flexible ha demostrado que es capaz de adaptarse con tremenda rapidez a las variaciones de los mercados turbulentos y rápidamente cambiantes, con igual facilidad debería adaptarse a parámetros de convivencia más libres,más humanos y más democráticos: trabajo en grupo, autonomía y polivalencia, horarios flexibles, posibilidades de diseño participativo, tanto de métodos y condiciones de trabajo como de objetos de consumo, etc. Es, así, imprescindible la reinterpretación de la cultura industrial en unos momentos en que se generalizan estrategias productivas donde la gran planta es sustituida por redes locales de fabricación, estructuradas económicamente por la división de trabajo entre las empresas, pero desestructuradas socialmente por la fragmentación de un «obrero colectivo» que ha perdido la gran industria como horizonte universal de referencia.

Organización empresarial y cualificación de la fuerza de trabajo y Elevación de cualificacioens


Desde el taylorismo al modelo de la especialización flexible, las formas organizativas de la producción, las relaciones entre trabajadores y empresarios y la propia tecnología sufren cambios importantes y se revisten de carácterísticas propias. ¿Qué ocurre con las habilidades de los trabajadores bajo el taylorismo y la producción en masa?, ¿cuál es la diferencia entre un trabajo cualificado y otro no cualificado?, ¿cuáles son los efectos de las nuevas tecnologías sobre la cualificación y el empleo? Básicamente se pueden identificar tres posturas en torno a estas cuestiones. Por un lado, encontramos una corriente de autores que afirman que el uso de las nuevas tecnologías en las sociedades avanzadas incrementa el nivel de las cualificaciones. Por ello para hacer frente a las demandas crecientes de conocimientos de la sociedad posindustrial es necesario, como alegan los teóricos del capital humano, invertir en la formación y educación de los trabajadores. Por otro lado, existe una importante escuela de pensamiento, iniciada por H. Braverman22, que sostiene que la implantación de la innovación tecnológica y la automatización de los procesos de trabajo llevan a la disminución y pérdida de los saberes tradicionales de los trabajadores, fenómeno que el autor define como’descualificación’. La tercera corriente de pensamiento toma elementos de las tesis de la elevación de las cualificaciones y de la descualificación y sostiene una postura contingente, afirmando que es posible encontrar simultáneamente ambas tendencias. Esta postura mixta o contingente se ha derivado en gran parte de las críticas planteadas a las teorías de la cualificación y de la descualificación.

La tesis de la elevación de las cualificaciones

La tesis de la elevación de las cualificaciones continúa los desarrollos de la Teoría del Capital Humano, iniciados alrededor de 1960 en los Estados Unidos. Esta teoría nace en una época de expansión económica y gran optimismo y considera la educación una inversión productiva de primer orden. Los economistas redescubrieron la importancia de la preparación de la fuerza de trabajo, algo que ya Adam Smith había señalado dos siglos antes en La riqueza de las naciones. El nuevo enfoque se planteaba que la explicación histórica del desarrollo de los países avanzados no podía atribuirse solamente a los factores clásicos -tierra, capital, trabajo-; entre los «factores residuales» que explicaban el crecimiento se incluyeron variables como la organización, la tecnología y la educación, preponderando la importancia de esta última. Los supuestos en que se basa la teoría del capital humano fueron muy discutidos tanto desde un punto de vista histórico como sociológico. En su caracterización de. La ‘sociedad posindustrial’ D. Bell y A. Touraine destacan la elevación de las cualificaciones como uno de sus elementos constitutivos. El surgimiento de la economía de servicios y de la nueva clase técnico-profesional cambia la cultura, los valores y las normas en la sociedad posindustrial. Según Bell, la ética tradicional del trabajo será reemplazada por otra que ponga un mayor énfasis en la libertad individual y la autonomía profesional. 22 En 1974 publica su difundido estudio Trabajo y capital monopolista. En general, los autores que defienden la tesis de la elevación de las
cualificaciones han concentrado su discurso en la flexibilidad que permiten las nuevas tecnologías y en las posibilidades que abren, en el sentido de aumentar la participación de los trabajadores en los procesos de decisión como resultado de una mayor formación y responsabilidad.