El pato donald


PARA LEER AL PATO DONALD



– Donald y la política

El intento de transformar una realidad pone en tensión la estructura existente. La relación estructura/superestructura mantiene un vínculo bastante estrecho. En ese contexto, un estudio sobre el pato Donald perturba una región indiscutible. La derecha reaccionó indignada. Para la burguesía el pato Donald es inatacable (modelo de sano esparcimiento para los niños). Hablar del pato Donald es hablar del mundo cotidiano, en el que se resuelve la vida, aquella que debe cambiar un proceso revolucionario. En ese mundo cotidiano el obrero produce plusvalía para reproducir el sistema capitalista. Donald es la metáfora del pensamiento burgués, que penetra en los niños por los canales de su estructura mental. Las formas de la propiedad privada ofrecen oposiciones de la sociedad de clases: alumno/profesor, hombre/mujer… El pato Donald seguirá siendo poder y representación colectiva.  

1. Tío, cómprame un profiláctico

Los sobrinos son Hugo, Paco y Luis. Hay una preferencia por el sector masculino. Las damas son solteras, menos la abuela Pata, supuestamente viuda. Están la vaca Clarabella, la gallina Clara, la bruja Amelia y Minnie y Daisy, cuyas acompañantes son sobrinas. Hay cuatro pares de trillizos: sobrinos de Donald, los Chicos Malos, sobrinas de Daisy y los tres chanchitos. Rasgos: inocencia, castidad y recato. Un atributo es la cotidianidad, semejanza a seres vulgares. Al no haber padre, es indoloro el reemplazo del tío, su desplazamiento constante. La motivación de este mundo excluye el amor. El niño aprende a odiar. Hay que mantener un equilibrio. La persistencia de seres pequeños (astutos, empeñosos, eficaces, inteligentes…) El único cambio posible de condición es pasar de ser dominante a ser un dominado y el cambio permitido al niño (dominado) es pasar a ser adulto (dominante). Hay una horizontalidad en este mundo, entre los seres que tienen la misma condición y poder, que no son dominantes ni dominados. El mundo es introvertido, centrípeto, ególatra.

2. Del niño al buen salvaje

Su mundo está poblado de animales. El niño se identifica con la juguetona bestialidad de los animales. Cuando crece, comprende los rasgos del animal maduro. Así, el animal es el único ser vivo que es inferior al niño, su muñeco animado. Los personajes ansían el retorno a la naturaleza. Hay cuentos dedicados al tráfico, los ruidos, la burocracia y la policía (urbe como infierno). No hay que forzar la naturaleza. Como el niño vive un feriado perpetuo, no extraña que los personajes busquen la paz campestre. Al no haber nativos se imposibilita cualquier relación humana diferente. Las historietas de ficción extraterrestre superan el 50%. Va aquí un retrato típico del manual «Cómo viajar y enriquecerse»: 1. IDENTIDAD. 2. RESIDENCIA. 3. RAZA. 4. TALLA. 5. VESTIMENTA. 6. COSTUMBRES SEXUALES. 7. CUALIDADES MORALES. 8. ENTRETENCIONES. 9. IDIOMA. 10. BASE ECONÓMICA. 11. ESTRUCTURA POLÍTICA. 12. RELIGIÓN. 13. EMBLEMA NACIONAL. 14. COLOR NACIONAL. 15. ANIMAL NACIONAL. 16. VIRTUDES MÁGICAS. 17. RITOS FÚNEBRES. Los niños de la ciudad son niños sólo en apariencia. Es un perfecto adulto en modelo reducido, niño detective, ordenado en sus juicios y desordenado en sus costumbres.  Hay dos tipos de niños: los metropolitanos (inteligentes, calculadores) y los periféricos (torpes, fáciles de engañar). Garantiza que siempre habrá niños, que el nacimiento continuará. Los niños de la metrópoli pierden varias cualidades que los adultos buscan y adoran en un niño. El adulto quiere un niño que sea adulto en su futuro, pero que no deje de ser dependiente.  Al niño lector tiene dos alternativas: imitar a los pequeños astutos, o bien, puede seguir al niño buen salvaje, que jamás se mueve ni gana nada.

3. Del buen salvaje al subdesarrollado

¿Dónde está Aztecland, Inca-Blinca, Inestablestán? Aztecland es México, con el prototipo del ser mexicano (cactus, sombreros, siestas…). Son dos formas de asesinato: por sangre y por inocencia. Disney les impuso un molde a los habitantes de lo que debían ser, actores. Para Disney, los pueblos subdesarrollados son como niños y como tal deben ser tratados. Cuando se habla del niño-buen salvaje, se está pensando en el pueblo marginal. Existe una relación de hegemonía entre el niño-adulto (civilizado) y el niño-buen salvaje (obediente).      Entre todos los niños-buenos salvajes, destaca el abominable hombre de las nieves, Gu (descerebrado y mongólico, tratado como un niño). Tío Rico cambia el reloj por la corona. Mi gente ríe como niños». Para qué una pirámide si está Alí-Ben-Golí. Sus materias primas, riquezas y oro, no podrán ser utilizados. Pobres nativos, qué ingenuos. Hay diferencias con la política clásica de un colonialismo burdo. Las vacaciones de los metropolitanos son el vehículo de la supremacía moderna. Disney explota esta caricatura. Así, el mexicano se está autoconociendo. En televisión, radio, revistas, películas… Estos fenómenos son meros índices. El reino de disney reacciona ante los acontecimientos mundiales. Dominicana. Sin embargo, ellos también son raptados. Son piratas revolucionarios contra la ley y el orden. El polo rebelde son tiranos, dictadores, totalitarios. El campesino adquirió la exclusividad de lo popular. El único lugar donde huir era la tecnología. El anhelo de McLuhan (profeta de era tecnológica) por volver a la aldea planetaria era una utopía del futuro que vuelve a un ansia del pasado.

4. El gran paracaidista

El oro es criticado desde la economía monetaria como fuente de contaminación que destuye la naturaleza humana. Un mapa antiguo. La distancia temporal separa el tesoro de sus dueños y queda sin herederos. No hay referencia de la elaboración de esos objetos y su origen es un dilema. En las alcancías de Tío Rico, no hay ningún objeto manufacturado, sólo billetes y monedas. Esa historia existe para ser devuelta al dólar. Disney mata hasta a la arqueología. Disneylandización es una dinerización: todos los objetos se transforman en oro. No hay nada más allá. Tampoco hay proceso de producción: llegar y llevar. La naturaleza lo elabora y el humano lo recoge (aureófago: devorador de oro). El objeto llega y la naturaleza es su madre.  El oro lo produce algún fenómeno natural. Pasa de la naturaleza al hombre sin esfuerzos. En Disney nadie trabaja para producir. El proceso de producción desaparece, al igual que el origen de personajes. Disney sería la burguesía. En el mundo Disney hay que tener oro para comprar muchas cosas y obtener prestigio, cariño… En un mundo donde siempre hay tesoros escondidos y mapas, los ladrones nunca consiguen saber ni dónde pueden estar. El robo es la única amenaza que hay entre el personaje bueno y el tesoro. Disney convierte lo defectos de los proletarios en objeto de risa.

5. La máquina de las ideas

En las historietas observamos que Donald se pasa la vida buscando trabajo para ganar dinero y gastárselo en regalos o viajes, nunca para bienes de primera necesidad. Se ha negativizado el esfuerzo del trabajo. Esta oposición trabajo-ocio, es un recurso para favorecer al segundo término; el ocio invade todo el mundo del trabajo; el trabajo no hace falta, por lo que es una actividad ociosa, consumir el tiempo libre. Esta conciencia del trabajo es la zancadilla para que el mundo cotidiano y el trabajo ahogado queden transmutados en espectáculo permanente para el lector. El primer paso para acostumbrar al niño a la división de su mundo: su mundo habitual es el del trabajo, y el mundo de la revista es el del ocio. El oro forma parte sustancial del su ciclo vital. Al amar el dinero, el proceso cobra sentimientos. El dinero conseguido nunca determina la próxima aventura.

6. El tiempo de las estatuas muertas

En las historias de Disney, el ritmo es constante, nunca decae. Parte de la novedad de este mundo está conseguida por la inalterable renovación de los objetos. Para que haya progreso, tiene que haber memoria. El destino del actor-tecnológico no es distinto del destino del actor-animal. El protagonista gira en la aventura y la aventura gira entre el inicio y el desenlace, idénticos al episodio, y el episodio gira dentro del baile de todas las historietas, y las revistas mismas giran en la órbita del aburrimiento, lectura y nuevo aburrimiento para comprar otra revista. Donald avanza siempre en el marco cerrado del mismo orden. Las innovaciones muy repentinas puedes ser peligrosas. Si el personaje alcanza ser un monumeto público será perdurará siempre. Hay dos estratos en Disney: el dominante (habitantes de Patolandia) y el dominado (buenos salvajes y delincuentes). Disney consume ideas, las paga con el sufrimiento de su cuerpo, pero nunca las produce. La ciencia queda aislada. Disney pretende dar la apariencia de que sus publicaciones son democráticas: recogen las debilidades del sistema, así como su excelencia. Donald viajará al Gran Cañón.

Conclusión: ¿El pato Donald al poder?

Para la burguesía se trata de invertir la relación real entre base y superestructura.  El mundo Disney desearía ser inmaterial, donde ha desaparecido la producción en todas sus formas. Por lo tanto, la base material que existe en cada acción de nuestro mundo, no está presente para los personajes de Disney. Así, las ideas de Disney resultan «producciones» materiales de una sociedad que ha alcanzado un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas. La sociedad postindustrial anhela la naturaleza.  Disney expulsa el sector secundario de su mundo, de acuerdo con los deseos utópicos de la clase dominante de su país. Esto significa la división del mundo en espíritu y materia, ciudad y campo, metropolitano y buen salvaje, en riqueza y pobreza merecidas. «Un hombre no puede volver a ser niño sin ser pueril», escribió Marx. Disney piensa lo contrario, y lo que Marx recuerda con nostalgia, Walt lo instituye como regla fundamental de su mundo de fantasía.