El Saber Natural Traductor: Manifestaciones en Niños Bilingües y Conversaciones Exolingües

**Tema 3: Concepto y dimensiones de la traducción natural**

Intro

Una característica general de las ciencias humanas y sociales es que su labor descriptiva o explicativa tiene siempre como marco de referencia un saber natural (pre-teórico) sobre los hechos descritos o explicados. Esta es, de forma paradigmática, la situación de la lingüística respecto al saber natural que todo hablante-oyente tiene de su lengua. Existiría también un saber natural de la mediación interlingüística, que se manifiesta, dentro ya de una lengua, como mediación entre sus diferentes variedades o modalidades expresivas. El saber natural interlingüístico presupone la explotación de determinadas habilidades lingüísticas asociadas al desarrollo de una lengua natural. Algunas de ellas serían las siguientes:

  • Adaptación de código lingüístico a situación comunicativa, como, por ejemplo, cuando hablo con un niño o un extrajero, cuando mi discurso es formal o informal, cuando hablo o escribo, etc.
  • Actividad parafrástica, que nos permite reformular, resumir, definir, y, en definitiva, decir más o menos lo mismo con otras palabras.
  • Discurso referido, gracias al cual transmitimos lo que dijo una persona a otra, comentamos lo que otro dijo, somos mensajeros, etc.

En general, diremos que las condiciones de ser un buen hablante, un buen oyente, un sujeto que ha desarrollado buenas habilidades de escritura y de lectura, de un buen comunicador aparecen conjuntamente en la figura de un buen mediador interlingüístico (o traductor en el sentido amplio del término). Nos vamos a referir en lo que sigue a dos manifestaciones del saber natural traductológico: por una parte, al desarrollo de la capacidad de traducir en niños bilingües precoces y, por otra, a la puesta en juego de la actividad de traducción en el marco de conversaciones exolingües, propias de situaciones naturales de contacto interlingüístico.

**Desarrollo de habilidades traductológicas en niños bilingües precoces**

En el caso de los niños bilingües precoces, la adquisición de dos lenguas se realiza al compás de la maduración cognitiva y, consecuentemente, también la actividad de mediación interlingüística se desarrolla dependiendo de este proceso de maduración. Harris and Sherwood (1978) destacan el hecho de que el niño bilingüe ‘traduce de forma natural y desde su primera edad sin haber recibido para ello ningún tipo de instrucción’. Harris and Sherwood hablan de un SABER INNATO que debería, más bien, entenderse como PREDISPOSICIÓN INNATA para el desarrollo de un saber interlingüístico. Las fases en las que se desarrolla este saber intelingüístico serían las siguientes:

PRETRADUCCIÓN

Consiste en la adquisición de un vocabulario alternativo (o múltiple, dependiendo del número de lenguas implicadas) y en el desarrollo de la capacidad para hacer uso del mismo por un interés lúdico, asociado a la consolidación de conocimientos, (función intrapersonal) o para adaptarlo al tipo de interlocutor (función interpersonal). Las diferencias interlingüísticas en el vocabulario son interpretadas aquí como simples diferencias de ‘registro expresivo’, sin que exista una verdadera conciencia de que se media entre lenguas diferentes. La pretraducción corresponde a la fase llamada ‘holofrástica’ en el desarrollo de primera lengua, esto es, aquella fase en la que no se distingue entre palabra y oración (en torno al año y medio). Todo uso lingüístico es una palabra-oración. Por otra parte, el significado de una palabra es estrictamente dependiente de la cosa referida: ese significado no puede ser aclarado o definido por otras palabras (no es posible todavía la actividad parafrástica)

AUTOTRADUCCIÓN

El niño (a partir de los dos años) ha alcanzado cierta capacidad construccional sintáctica y traduce sus propias frases nuevamente por simple interés lúdico, asociado igualmente a la consolidación de conocimientos, (función intrapersonal) o para adaptar su producción verbal a un interlocutor particular. En la función intrapersonal, la autotraducción es equiparable a las repeticiones o ensayos monológicos que sirven al niño como ayuda en la adquisición de las habilidades lingüísticas. En la función interpersonal la autotraducción puede hacerse equivalente a una paráfrasis clarificadora. La HETEROTRADUCCIÓN  es una técnica paralela en su desarrollo a la AUTOTRADUCCIÓN: el niño traduce en este caso no sus propias palabras, sino las palabras formuladas por su interloutor. En la función interpersonal la heterotraducción es equivalente a una paráfrasis con la que se quiere señalar al otro que sus palabras han sido comprendidas. En la función intrapersonal puede entenderse como un mecanismo de apoyo al proceso de comprensión (‘comprehension by translation’ en la terminología de Harris and Sherwood)

TRANSDUCCIÓN

Solo en esta fase el niño bilingüe (aproximadamente a partir de los tres años) llega a alcanzar el estatus de un mediador entre dos interlocutores hablantes de lenguas diferentes. Junto a la capacidad parafrástica se presupone aquí el desarrollo de la técnica propia de un decir referido. La función interpersonal domina ya claramente sobre la función intrapersonal, común en las fases de pretraducción y autotraducción. Un marco de socialización extrafamiliar suele ser un contexto social implicado en el desarrollo de la transducción, aunque ello no impide que podamos observarla también en un contexto intrafamiliar. Harris and Sherwood destacan el hecho de que esta técnica pueda ponerse en marcha (como las anteriores) de manera espontánea, incluso cuando se han evitado las actividades traductológicas en un contexto de educación bilingüe. La actividad traductológica natural no parece crear interferencias para el correcto aprendizaje de dos o más lenguas en niños bilingües precoces (tampoco serviría especialmente de ayuda para este aprendizaje, según Harris and Sherwood). En la manifestación natural de la actividad traductológica se confunden en gran medida la función de reproductor de mensajes, con las de mediador comunicativo e interlocutor.

**Conversación y traducción**

La fase de transducción de Harris and Sherwood nos proyecta ya desde el marco propio de la psicología evolutiva del lenguaje al de la sociolingüística interaccional. La práctica de la transducción puede acabar siendo una actividad traductológica enmarcada en un contexto conversacional más amplio que conocemos como CONVERSACIÓN EXOLINGÜE. Este punto de vista ha sido desarrollado en Alemania por algunos autores que han sometido a examen actividades traductológicas naturales en encuentros conversacionales que mantienen sujetos inmigrantes con nativos alemanes. Comentaremos aquí las aportaciones de Müller (1989) y Knapp-Potthoff and Knapp (1987).

Müller (1989) asume que la traducción se manifiesta de manera natural y originaria como una modalidad conversacional que se inserta en el marco propio de una conversación exolingüe. Conversación exolingüe es aquella mantenida en una lengua que es nativa para alguno de los interlocutores y no nativa para el resto. Interesa en particular la situación en la que se dan estas tres circunstancias adicionales:

  1. Los interlocutores no nativos de la lengua en la que se mantiene el intercambio (por ejemplo, alemán), comparten el conocimiento como nativos de otra lengua (por ejemplo, turco o italiano).
  2. El interlocutor nativo de la lengua en la que se mantiene el intercambio desconoce totalmente la lengua nativa del resto de interlocutores (por ejemplo, el interlocutor alemán desconoce totalmente turco o italiano)
  3. Entre los hablantes no nativos hay al menos uno con buen conocimiento de la lengua en la que se mantiene la conversación y otro con un conocimiento limitado.

Esta es la situación que propicia, llegado el caso, la puesta en juego de una modalidad traductológica dentro del marco de una conversación exolingüe. En determinado momento de una conversación exolingüe, cuando se aborda en ella una temática específica, más allá de los saludos o tópicos iniciales, el sujeto no nativo con menor conocimiento de la lengua en la que se mantiene el intercambio pierde capacidad de formulación.  En ese momento, y como una decisión localmente controlada (negociada ‘sobre la marcha’), el hablante no nativo, o uno de los hablantes no nativos, con mejor conocimiento de la lengua introduce la modalidad traductológica. La conversación con traducción adquiere así las características propias de una secuencia conversacional insertada dentro de una conversación exolingüe. Esta situación nos permite ilustrar algunos aspectos básicos del saber natural traductológico:

  1. La actividad traductológica se concibe como una AMPLIACIÓN DEL ESPACIO DE FORMULACIÓN / COMPRENSIÓN LINGÚÍSTICA destinada al sujeto que realmente lo necesita y  en el momento en que lo necesita.
  2. La actividad traductológica se ajusta de manera estricta a la satisfacción de esta necesidad, de manera que se evitan traducciones innecesarias. Ello explica que volvamos al marco propio de la conversación exolingüe siempre que esta ampliación del espacio de formulación / comprensión no sea requerida. En particular, el cierre conversacional, esto es, cuando se vuelve a un intercambio tópico o se llega a la despedida, suele realizarse en la modalidad de conversación exolingüe.
  3. La conversación con traducción se percibe como más costosa que la conversación exolingüe, y puede afectar negativamente a la imagen social de quien la requiere: existiría un ESTIGMA SOCIAL para la población inmigrante asociado al hecho de no hablar  bien la lengua de la sociedad de acogida. Por este motivo, la introducción de una secuencia de turnos conversacionales con traducción suele justificarse en una presecuencia (integrada por turnos conversacionales en los que se manifiesta la necesidad u oportunidad de traducir)
  4. Cuando son más de uno los sujetos no nativos con buen conocimiento de la lengua en la que se mantiene la conversación exolingüe, la decisión de quién hará de traductor no está previamente tomada. Se toma sobre la marcha, esto es, se trata de una decisión localmente controlada, que sigue las reglas generales de toma de turnos en una conversación. Sucede, sin embargo, que en ocasiones un hablante no nativo, con buenos conocimientos de la lengua en la que se mantiene la conversación exolingüe, es convocado al encuentro conversacional esperando de él una posible ayuda como traductor. El traductor, al hacer viables determinados encuentros sociales, incrementa el grado en el que participa en los mismos. En el ámbito de la traducción natural el traductor no pierde en ningún caso su condición de interlocutor válido dentro del encuentro social en el que participa.

A la indefinición de los roles de traductor e interlocutor se suma, en el ámbito de la traducción natural, la indefinición de los roles de reproductor de un mensaje y de mediador comunicativo. Este último aspecto es el abordado por Knapp-Potthoff and Knapp (1987). Destacan estos autores que el traductor natural se siente prioritariamente como mediador comunicativo, esto es, como sujeto que hace posible la comunicación entre dos personas, y solo en un plano supeditado a este tipo de rol social se considera un reproductor de mensajes. Esta dependencia del papel de reproductor respecto al papel de mediador afecta, sin embargo, de forma diferente a la práctica traductológica según sea función representativa o comunicativa la dominante en el texto sometido a traducción. La actividad de reproducción de mensajes resulta interferida tanto menos por el rol de mediador comunicativo cuanto más dominante en el texto es la función representativa, esto es, cuando nos referimos a algo sin particulares implicaciones personales. Por el contrario, el traductor natural se considera incapaz de ofrecer la simple reproducción de mensajes con claro componente interactivo, como por ejemplo un insulto o cualquier otro tipo de expresión donde se proyecta la imagen social de quien lo formula. El traductor natural, en esta última situación, bien opta por no traducir componente interactivo, o bien lo reformula en términos representativos. Esta dependencia del papel de reproductor respecto al de mediador comunicativo ya había sido apuntada por Harris and Sherwood (1978: 157) para la fase conocida como transducción. En el siguiente ejemplo, referido por los mencionados autores, BS, traductora natural de 12 años, media entre su padre italiano y una tercera persona que requiere versión inglesa de la original formulación en italiano:

Father to BS: “Digli che è un imbecille!” (Tell him he’s a nitwit).

BS to 3rd party: “My  father won’t accept your offer”

Father angrily in Italian: “Why didn’t you tell him what I told you?”