Funcionalismo tecnoeconomico y la teoria del capital humano

Políticas expansivas de la modernización educativa corregir las desigualdades


El funcionalismo racionaliza la confianza en el ajuste entre la expansión educativa y el desarrollo económico. El resultado de esta relación es un compromiso entre la sociología de la educación y las políticas reformistas, que apoyadas en los idearios pedagógicos, creen en las mejoras sociales asociadas a la expansión de la instrucción escolar que acoja a cada vez más numerosos sectores de población. La concepción funcionalista entiende que la desigualdad social se fundamentará en las cualidades naturales y distintivas de los individuos, bases naturales que además servirán para el reconocimiento social diferenciado, cuyo resultado es la desigualdad jerárquica de posiciones, con desiguales retribuciones, autoridad y prestigio, vinculadas a las realizaciones de los diferentes roles. Para los funcionalistas la estratificación social es la mejor forma en que puede asegurarse la sociedad el buen desempeño de las funciones que le son necesarias. El mercado y la escuela serían dos dispositivos esenciales de criba y selección de los individuos para las distintas funciones, con esta visión se configura la meritocracia, que puede ser descrita con las siguientes proposiciones: – Las posiciones sociales se distribuyen de acuerdo con el mérito y la cualificación, no según la afiliación hereditaria.

La educación formal es el medio principal de adquirir estas cualificaciones.

Para todo individuo la posibilidad de acceso a la educación formal depende sólo de sus preferencias y capacidades.

Estas capacidades intelectuales se distribuyen al azar entre cualesquiera grupos de población.

Desde esta perspectiva, se afirma que la escuela realiza a través de la evaluación diferencial del logro, la igualdad de oportunidades y la movilidad social ascendente, eliminando, por tanto, la diferenciación y selección social según el origen socioeconómico de las familias.En un contexto de euforia tecnológica y de desarrollismo económicoimpulsado por el crecimiento económico, se produce la expansión de las políticas sociales del Estado de Bienestar. La opinión pública va tomando mayor conciencia de la importancia de los recursos humanos, de los talentos y expertos necesarios para la buena marcha del desarrollo de los países industrializados del bloque occidental. Durante esos años de optimismo en torno a la ciencia y la tecnología, se produce la expansión educativa en buena parte de los países occidentales, debido a la prolongación de la escolaridadobligatoria y al incremento del acceso a los estudios secundarios y superiores.


El papel estelar que se adjudica a la educación crece. Con el inicio de los sesenta se fue articulando la teoría de que el crecimiento económico estaba en función de las aptitudes y cualificaciones adquiridas, y que el aumento del capital educativo se constituía en el camino más adecuado para la mejora individual y social. La  teoría delcapital humano centra la atención en la relación existente entre lo que la escuela enseña y lo que la producción económica exige, estableciendo una correlación positiva entre el nivel de educación y el acceso a los niveles de la pirámide ocupacional.Con presupuestos meritocráticos, desde la teoría del capital humano se pensaba que cualquier trabajador podía romper su condición social de origen y ascender socialmente sólo con aumentar la inversión en años de estudios. Se realizaron investigaciones empíricas desde la misma orientación del funcionalismo tecnológico. Para Thurow el modelo de la teoría del capital humano no es válido en periodos de recesión y desempleo, dado que este enfoque asume que elmercado de trabajo tiende a equilibrar la oferta y la demanda de empleo por medio de ajustes salariales, ycomo consecuencia, los individuos compiten por los mejores salarios dotándose de educación comomedio de cualificación. Thurow señala que los individuos se hallan situados en una cola de empleo, ganando posiciones en virtud de ciertas características valoradas por los empresarios. Estos valoran indirectamente el tiempo que el candidato tardará en aprender el trabajo. En este nuevo contexto de competencia por puestos de trabajo y no por salarios, la educación se convierte en un arma de defensa. Al aumentar la oferta de mano de obra, las personas aumentan su educación simplemente para defender los ingresos o no perderlos ante la competencia de quienes estudian más. A partir de la segunda mitad de la década de los sesenta, se han producido dos situaciones que pueden considerarse decisivas con relación al posterior desarrollo de la sociología de la educación. Por una parte, la quiebra de la dominante sociología funcionalista norteamericana, y de las ideologías del desarrollo. El fracaso de las reformas de los sistemas de enseñanza y sus programas educativos de compensación de las desventajas escolares. Diversas versiones explicativas a los datos sobre el fracaso escolar, por ejemplo argumentos de índole genética como factores responsables del fracaso escolar de los estudiantes de clases populares. Otro argumento es que, aunque la escuela trate a todos igual, sólo consigue traducir las desventajas de socialización cultural que llevan los alumnos de las clases populares, debido a que los valores culturales sociofamiliares chocan con los valores priorizados por el sistema de enseñanza. Otros autores, como Bourdieu y Passeron hablan de capital cultural desigualmente repartido.