Intervención Diferenciada en Adolescentes Infractores: Modelo MMIDA

Modelo Multidimensional de Intervención Diferenciada con Adolescentes Infractores de Ley (MMIDA)

1. Consideraciones para la Intervención en Redes según Trayectorias Delictivas

El Modelo Multidimensional de Intervención Diferenciada con Adolescentes Infractores de Ley (MMIDA) postula la existencia de tres grandes tipos de delincuencia:

  • Delincuencia Transitoria: Actos delictivos que se presentan durante la adolescencia como parte de los comportamientos de riesgo característicos del desarrollo de esta etapa. Esta forma de delincuencia puede ser solo inicial, episódica o reactiva a un estresor.
  • Delincuencia Persistente: Patrón de comportamiento delictivo de inicio precoz, previo a la adolescencia, que se mantiene en el tiempo, con aumento en el volumen, frecuencia y gravedad de los actos delictivos. Alta presencia de factores de riesgo criminogénicos en los contextos escolar, familiar y comunitario, junto a variables de personalidad que favorecen la persistencia en el delito.
  • Delincuencia Compleja: Variantes del comportamiento delictivo determinadas fuertemente por trastornos en salud mental, alteraciones del desarrollo o conflictos psicológicos de carácter traumático (agresión sexual).

2. Trayectorias Delictivas Diferenciadas

Se configuran trayectorias delictivas diferenciadas:

  1. Trayectoria Delincuencia Transitoria.
  2. Trayectoria normal desviada: Fuertemente determinada por factores de riesgo contextual en adolescentes con características psicológicas normales, pero que se revelan ante sus circunstancias vitales.
  3. Trayectoria pasivo desesperanzada: Anclada en una historia de abandono y vulneración de derechos que deriva en una disposición personal pasiva, desesperanzada y con fuerte resentimiento social.
  4. Trayectoria Antisocial Estabilizada: Historia de exclusión social y vulneración de derechos en contextos criminógenos que deriva en un funcionamiento antisocial centrado en la propia gratificación.
  5. Trayectoria Transgresora Vinculada: Modo contracultural de validación social en contextos criminógenos que deriva en la afirmación de una identidad delictiva.
  6. Trayectoria Explosiva Autodestructiva: Historia de experiencias traumáticas, conductas disruptivas y rechazo social, expresadas en un estilo de funcionamiento desorganizado con tendencias violentas y autodestructivas.
  7. Trayectoria Delincuencia Compleja.

3. Intervención en Redes según Tipo de Trayectoria

3.1. Delincuencia Transitoria (DT)

El interventor debe situarse desde una perspectiva de mediador entre las redes sociales del adolescente, potenciando sus recursos y la capacidad de estos para coordinarse y generar un entorno relacional protector para el joven. La intervención es de carácter triádico, donde un actor fundamental es el agente comunitario, y el interventor adquiere un rol de intermediario. El foco está en favorecer que el contexto colabore en proveer los medios para satisfacer las necesidades del desarrollo.

3.2. Trayectoria Normal Desviada (TND)

Las redes deben organizarse en cliques temáticos según área o focos de abordaje. Los cliques son subgrupos o camarillas entre tres o más actores que se vinculan entre sí y adquieren el carácter de subgrupos respecto de la red general, con un sistema de funcionamiento propio. Esta estructura de red debe favorecer el posicionamiento de la familia del adolescente como articulador, en un rol de constante supervisión. La potenciación de la familia en su rol de supervisión y monitoreo es prioritaria.

3.3. Trayectoria Pasivo Desesperanzada (TPD)

La intervención debe ser reforzadora-motivante, constituida principalmente por actores prosociales con capacidad de reforzar y motivar constantemente. La familia o adultos significativos deben adquirir un rol de refuerzo constante a los avances del plan de intervención. Se deben propiciar vinculaciones del joven con sus áreas de interés, identificando ámbitos concretos que permitan ampliar su gama de actividades.

3.4. Trayectoria Antisocial Estabilizada (TAE)

La intervención debe tener un carácter de todo-circuito neutralizante, mediante una red que posee alta densidad de relaciones entre los actores que la componen. Se favorece la transmisión de información entre los nodos de la red y permite que se generen mecanismos de control social para regular la conducta de sus miembros. La red debe estar constituida por agentes prosociales con capacidad de controlar conductualmente y generar espacios de reflexión con el adolescente, de modo de resignificar las distorsiones cognitivas que justifican y mantienen su conducta delictiva.