Lectura andamiada

El concepto de lectura crítica hace referencia a la técnica o el proceso que permite descubrir las ideas y la información que subyacen dentro de un texto escrito.
Esto requiere de una lectura analítica, reflexiva y activa.

La lectura crítica se considera que es una acción que requiere un correspondiente aprendizaje y que merece la pena dominar. ¿Por qué? Porque gracias a aquella se puede conseguir beneficiarse de las siguientes ventajas, entre otras muchas más:
• Se convertirá en una herramienta estupenda para hacer resúMenes de textos así como para acometer la creación de guías o sumarios.
• Es una buena manera de poder tomar decisiones y establecer unas ideas que tienen unas bases sólidas.

La lectura crítica, por lo tanto, es el paso previo al desarrollo de un pensamiento crítico
. Sólo al comprender un texto en su totalidad, desentramando el mensaje implícito del contenido más allá de lo literal, es posible evaluar sus aseveraciones y formarse un juicio con fundamento.

TÉCNICA DE LECTURA POR SUBRAYADO TELEGRÁFICO

Esta técnica consiste, básicamente, en diferenciar dos tipos de palabras a lo largo de la lectura del texto: a) las «palabras de significado pleno» y b) las «palabras de enlace». Evidentemente, las palabras con sentido pleno transportan las ideas fundamentales del autor, expresadas en las oraciones y los párrafos; estas palabras son, generalmente, los sustantivos y los verbos (si se eliminan estas palabras el sentido del párrafo queda destruido o afectado grandemente). Por su parte, los elementos accesorios vendrán determinados por las palabras de enlace.

La aplicación de esta técnica da como resultado una gran precisión y mayor velocidad en la lectura; se procede a leer analíticamente seleccionando y destacando, mediante el subrayado de las palabras con significado pleno, aquello que es importante y relevante en el texto.

TÉCNICA DE LECTURA MEDIANTE ELABORACIÓN DE ESQUEMAS

La elaboración de esquemas de comprensión de textos[1]es una forma de representación escrita de la organización de la lectura, es decir, una manera de ordenar las ideas centrales retenidas a lo largo de la actividad lectora, plasmándolas gráficamente en un esquema.

Esta técnica consiste, fundamentalmente, en elaborar un esquema para ordenar lógicamente la lectura según dos criterios: a) la sucesión de ideas expuestas por autor en el texto y b) la importancia de las mismas.

Los esquemas de comprensión que develan la «estructura conceptual del texto»[2] deben seguir los siguientes pasos para su elaboración:

  • Incluir un título para el escrito a ser esquematizado.

  • Determinar las partes o divisiones principales del texto (aquellas que se conectan directamente con la idea central del texto) y numerarlas según su orden de aparición.

  • Determinar las subdivisiones que incluyan las partes principales anteriormente señaladas y numerarlas; las subdivisiones son de primer o segundo grado según la organización textual.

TÉCNICA DE LECTURA MEDIANTE ELABORACIÓN DE MAPAS CONCEPTUALES

Otra técnica, más flexible al momento de «escribir la lectura», es la elaboración de mapas conceptuales con el objetivo de comprender la información codificada en un escrito.

El mapa conceptual puede definirse como un recurso gráfico, básicamente un diagrama, que representa un conjunto de conceptos y sus relaciones; con este mapa se dibuja, escribe, organiza y comunica lo que se sabe o lo que se ha aprendido. Utilizando un «mapa conceptual de comprensión», el lector puede representar la forma en que él ha comprendido aquellos conceptos y relaciones contenidos en el texto.

El mapa conceptual se realiza mediante un sistema de nodos y ligas que comprende 3 elementos:

  • Conceptos: imágenes mentales o ideas evocadas por las palabras (acontecimientos u objetos); se representan por palabras-clave a manera de nodos en el mapa.

  • Proposiciones: Son la uníón de dos o más conceptos; se representan por la uníón de nodos mediante líneas y palabras-enlace en el mapa.

  • Palabras-enlace: Son palabras que unen los conceptos y señalán el tipo de relación que existe entre ellos; se anotan sobre las líneas que unen los nodos.

(Curso pre-facultativo de Derecho y Ciencias Políticas, 2003)

El mapa conceptual se realiza identificando la palabra
Clave del tema central desarrollado por el texto; esta palabra se coloca en el centro o en un lugar privilegiado del mapa. Luego se identifican otras palabras-clave que representan las ideas principales del tema y se establecen relaciones entre ellas; se forman, así, proposiciones que se identifican gráficamente mediante el uso de líneas y palabras de enlace. Posteriormente, se van conectando de la misma forma, las ideas secundarias que quedaran más alejadas del centro o tema central del mapa.

ESTRATEGIA DE LECTURA K – W – L

La estrategia K -W- L fue creada por OGLE en 1986 para ayudar a los estudiantes a desarrollar activamente la lectura de textos de distinta naturaleza. Se compone de tres fases: la categorización de ideas, la fijación de las mismas a través de los interrogatorios y el examen de las respuestas a esas preguntas.

Lo que se busca en el texto es el material informativo; para alcanzar este objetivo, la estrategia
K-W-L permite adoptar un objetivo y una postura activa frente a la lectura informativa (OGLE, D. 2001).

Guía de trabajo para la estrategia K-W-L

Formas de utilizar la estrategia

  • Colocar en tres columnas el k- w- l antes de comenzar la lectura.

  • Con la finalidad de establecer los conocimientos previos, se puede realizar un «torbellino de ideas» producido por el participante-lector; los acuerdos se escribirán en la primera columna[3]

  • El participante-lector debe generar preguntas y estas serán respondidas a medida que lea; estas cuestionantes se plasman en la segunda columna.

  • Se inicia la lectura del texto.

  • Durante la lectura, el participante-lector escribe la información asimilada en la tercera columna que incluye las nuevas ideas encontradas, las respuestas a sus preguntas y nuevas preguntas que puedan surgir.

  • Se redacta un resumen.

Como se puede apreciar, la estrategia K-W-L hace que los alumnos sigan la lectura reorganizando su propia información en un agenda gráfica y redactando, posteriormente, el resumen de sus ideas.

Identifican las nuevas ideas y quedan integradas de modo más organizado en lo que ya sabían, creando una síntesis organizada. Cuanto más trabajan los estudiantes con las ideas de un texto, es más probable que las recuerden más tarde reforzando, así, el aprendizaje de modo eficaz.

Lo que hoy se entiende por comprensión lectora es el producto de la información del texto, y de la actividad cognitiva y metacognitiva del lector dentro de un contexto de aprendizaje en el aula.

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     En general, las estrategias cognitivas (e.G., elaborar una predicción) las usamos para progresar hacia el objetivo de la comprensión de un texto, mientras que las estrategias metacognitivas (releer, avanzar en la lectura, etc.) se usan para controlar o evaluar si se estamos progresando en el proceso de comprensión de lo que se está leyendo. La distinción entre estrategias cognitivas y metacognitivas es puramente formal. Ambas representan aquellas herramientas mentales que los lectores utilizamos para comprender lo que leemos, conformando así el pensamiento estratégico necesario para poner en práctica las estrategias de comprensión lectora
. La diferencia esencial entre ellas reside en el motivo de los lectores para utilizarlas: bien para construir significado y retener una información o, alternativamente, para supervisar, controlar y regular el significado que se construye al leer.

     Así, la estrategia “autopreguntarse” se considera cognitiva si en la lectura de un texto sobre las pirámides de Egipto un estudiante se plantea la pregunta: “¡Hum! Me pregunto cómo fueron capaces los egipcios de construir estas pirámides”. Ese lector tratará de indagar y conocer ese asunto. Del mismo modo, una autopregunta se considera como una estrategia metacognitiva si ese mismo lector leyendo la oración: “un explorador británico afirma haber encontrado los infiernos perdidos de los faraones”, toma conciencia de que no está comprendiendo, y se autocuestiona ¿qué es eso de “los infiernos perdidos”?, decide detener la lectura, releer la oración, o continuar leyendo el texto, para controlar y restablecer la comprensión perdida.

     Del mismo modo, el conocimiento de la estructura textual de un texto informativo puede ser la consecuencia de un aprendizaje realizado puntualmente, pero no usarse dicho conocimiento para planificar aquellas estrategias más idóneas que posibiliten la comprensión de un texto de relación causa/efecto.  

     Por tanto, esta doble contribución del conocimiento del lector debe representar el objetivo básico de todo programa de instrucción en estrategias de comprensión lectora, fundamentado en la idea de que “las estrategias cognitivas y metacognitivas representan las dos caras de una misma moneda”, la moneda que describe a un lector que es capaz de buscar significado, controlarlo, y regularlo.

     Lo cognitivo y lo metacognitivo son las dos facetas complementarias del proceso reflexivo a seguir para comprender un texto. De hecho, los buenos lectores llegan a ser conscientes de que poseen herramientas cognitivas que utilizan para conseguir objetivos de comprensión y conocimiento, a la vez que también son capaces de controlar y regular dichas herramientas, y ser competentes para tomar decisiones cuando se da una quiebra en la comprensión.

“Aunque la metacognición se haya estudiado como un constructo separado en relación a la cognición, hoy se entiende que no se puede comprender en base a tareas cognitivas sin contemplar otros factores de tipo metacognitivo, afectivos y motivacionales». (Baker & Cárter, 20091(2009:375]) 

     De ese modo, las estrategias cognitivas aplicadas a la lectura son aquellas que ayudan a los estudiantes a lograr las metas de su empresa cognitiva, es decir, de la comprensión del texto; mientras que las estrategias metacognitivas les ofrecen información para supervisar, controlar y autorregular el avance hacia las metas de dicha comprensión.