Neurodesarrollo: Etapas, Trastornos y Factores Influyentes
El Desarrollo del Sistema Nervioso
El desarrollo del sistema nervioso es un proceso complejo que tiene como resultado la maduración de las estructuras, la adquisición de habilidades y, finalmente, la formación del individuo como persona única.
El desarrollo del cerebro es un proceso muy complejo y preciso que inicia muy temprano en la vida y continúa varios años después del nacimiento. Existen periodos críticos para el desarrollo cerebral normal, siendo los principales la vida intrauterina y el primer año de vida. Podemos resumir las etapas del desarrollo del cerebro en estas cuatro: proliferación neuronal, migración, organización y laminación del cerebro, y mielinización.
Trastornos del Neurodesarrollo
Los trastornos del neurodesarrollo comprenden un grupo heterogéneo de trastornos crónicos que se manifiestan en periodos tempranos de la niñez. En conjunto, comparten una alteración en la adquisición de habilidades cognitivas, motoras, del lenguaje o sociales, y que impactan significativamente en el funcionamiento personal, social y académico.
Procesos del Neurodesarrollo
Existen distintos procesos del neurodesarrollo de acuerdo a la edad. Estos factores son conocidos como desarrollo ontogénico.
Existen procesos del desarrollo que tienen relación con la estimulación que se recibe del ambiente. Esto repercute en el peak diferencial de distintas funciones neurocognitivas.
Los peaks de espinas dendríticas son un indicador de la aparición de la formación de sinapsis durante distintas etapas de vida. Hay antecedentes de indicadores tempranos del desarrollo asociados a la aparición de cuadros clínicos durante la adultez.
Diversos factores pueden afectar el normal desarrollo del cerebro, aunque en muchos casos la etiología es desconocida.
Factores que Afectan el Neurodesarrollo
- Congénitas: Mutaciones genéticas o trastornos metabólicos.
- Prenatales: Deficiencias nutricionales o infecciones maternas.
- Perinatales: Complicaciones durante el parto.
- Postnatales: Traumatismos craneoencefálicos, meningitis o la exposición a tóxicos ambientales después del parto.
Los trastornos del neurodesarrollo afectan entre el 5% y el 10% de la población, con un comienzo típico en la infancia y antes de la pubertad, periodo en el cual el cerebro está en pleno desarrollo. Cualquier factor que altere el complejo proceso de desarrollo encefálico puede ocasionar que el individuo no manifieste un desarrollo neurológico típico.
Clasificación de los Trastornos del Neurodesarrollo según el DSM-V
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su quinta edición (DSM-V) incluye dentro los trastornos del neurodesarrollo los siguientes siete grupos:
- Discapacidad intelectual
- Trastorno de atención con hiperactividad
- Trastornos de tics
- Trastornos de la comunicación
- Trastornos específicos del aprendizaje
- Trastornos motores
- Trastorno del espectro del autismo (TEA)
Discapacidad Intelectual
La discapacidad intelectual se caracteriza por la afectación general de los procesos cognitivos en un grado tal que impide al individuo alcanzar las habilidades necesarias para realizar las tareas que se esperan para su edad. Engloba términos como el trastorno del desarrollo intelectual y el retraso general del neurodesarrollo.
Trastornos de la Comunicación
Incluye entidades como: trastorno del lenguaje, trastorno fonológico, trastorno de fluidez (tartamudeo) y trastorno de la comunicación social (pragmático).
Trastorno del Espectro Autista (TEA)
Se manifiesta en dificultades para establecer una comunicación social efectiva, patrones de comportamiento repetitivos e intereses muy restringidos. Se caracterizan dos grupos: con o sin discapacidad intelectual acompañante y con o sin deterioro del lenguaje acompañante.
Trastorno de Atención con Hiperactividad (TDAH)
Se manifiesta en dificultades para el mantenimiento de la atención o comportamiento hiperactivo e impulsivo. Se caracterizan tres grupos: presentación combinada, presentación predominante con falta de atención, y presentación predominante hiperactiva/impulsiva.
Trastorno Específico del Aprendizaje
Se distinguen tres grupos: con dificultad en la lectura, con dificultad en la expresión escrita y con dificultad matemática.
Trastornos Motores
Se distinguen dos grupos: trastorno del desarrollo de la coordinación y trastorno de movimientos estereotipados.
Trastornos de Tics
Trastornos de tics: trastorno de la Gilles de la Tourette, trastorno de tics motores o vocales persistente y trastorno de tics transitorio.
Comorbilidad en los Trastornos del Neurodesarrollo
Es importante tener en cuenta que en una misma persona puede manifestarse más de un trastorno del neurodesarrollo. Por ejemplo, dentro del TEA es elevada la prevalencia de TDAH y también, aunque menos frecuente, la presencia de discapacidad intelectual.
Evolución del Diagnóstico: Del DSM-IV al DSM-V
En el DSM-IV, con un enfoque más categorial, se definía el autismo como trastorno generalizado del desarrollo (TGD), con cinco subtipos: el trastorno autista, el síndrome de Asperger, el trastorno desintegrativo infantil, el TGD no especificado y el síndrome de Rett.
En el DSM-V, con un enfoque dimensional, se han sustituido cuatro de aquellos subtipos (trastorno autista, síndrome de Asperger, trastorno desintegrativo infantil y TGD no especificado) por la categoría general TEA. El síndrome de Rett ya no forma parte de este sistema de clasificación.
Bajo esto, especifica varios niveles de gravedad en los síntomas, así como el nivel de apoyo necesario:
- Con o sin déficit intelectual acompañante.
- Con o sin deterioro del lenguaje acompañante.
- Asociado a una afección médica o genética, o a un factor ambiental conocidos.
- Asociado a otro trastorno del neurodesarrollo, mental o del comportamiento.
TDAH en Adultos
Con respecto al TDAH, las últimas décadas nos han hecho entender que no es un trastorno limitado a la infancia, sino que hasta un 60% de los adultos que han tenido este diagnóstico presentan síntomas que suponen una repercusión clara en su vida personal, profesional, social y familiar. Los estudios confirman también el impacto negativo de no realizar un diagnóstico temprano, sobre todo la continuidad de los trastornos de conducta y las conductas de riesgo, especialmente el consumo de tóxicos.