Sociología Económica y Poder: Perspectivas de Granovetter, Sennett, Weber, Foucault y Lukes

Granovetter y la Nueva Sociología Económica

Mark Granovetter es uno de los principales referentes de la **nueva sociología económica**, una corriente que surge como crítica a la concepción tradicional de la economía, la cual tiende a considerar que la acción económica está motivada exclusivamente por **cálculos racionales individuales** orientados a maximizar beneficios. Desde esta nueva perspectiva, Granovetter sostiene que la actividad económica está profundamente **incrustada en las relaciones sociales**, lo que implica que no puede analizarse de manera aislada ni puramente utilitarista, sino que debe entenderse en su contexto social, cultural e histórico. Granovetter introduce el concepto de **»incrustación social»** de la economía, que reformula las cuestiones económicas desde un enfoque sociológico.

Tipos de Incrustación Social

  • Incrustación Relacional: Se refiere a las relaciones personales que influyen directamente en las decisiones económicas; por ejemplo, no es lo mismo vender un coche a un familiar que a un desconocido.
  • Incrustación Estructural: Se refiere al impacto de la estructura general de la sociedad y, con ello, a la influencia indirecta del grupo de pertenencia; por ejemplo, un trabajador puede actuar de forma distinta con su supervisor dependiendo de cómo se relacionan sus compañeros con él.
  • Incrustación Temporal: Hace referencia al peso de las interacciones pasadas en la situación actual de las relaciones; por ejemplo, la confianza con el carnicero del barrio se construye a lo largo de múltiples intercambios satisfactorios.

A partir de esto, Granovetter sostiene que los mercados no son estructuras naturales y autónomas, sino que son **fenómenos sociales** que responden a relaciones, normas, instituciones y estructuras. Por tanto, las decisiones económicas están profundamente condicionadas por **factores no estrictamente económicos**, como la cultura, el poder, las divisiones sociales o la política. Un ejemplo muy ilustrativo es el del consumo responsable o ecológico: si las personas actuaran solo por interés económico individual, no pagarían más por un producto ecológico. Sin embargo, lo hacen porque ese consumo refleja valores sociales y normas morales, como el compromiso con la sostenibilidad o el cuidado del medio ambiente.

La Fuerza de los Vínculos Débiles

Otro aporte clave de Granovetter es su conocida teoría sobre la **»fuerza de los vínculos débiles»**. Contrariamente a lo que se suele pensar —que los vínculos más fuertes (como la familia o los amigos íntimos) son los más importantes—, Granovetter argumenta que los vínculos débiles son fundamentales para el funcionamiento de la sociedad. Estos vínculos, que implican menor intensidad emocional y menor frecuencia de contacto, funcionan como **»puentes»** que conectan redes sociales distintas. Gracias a ellos, circula la información y se difunden ideas, oportunidades laborales o recursos de manera más amplia. Por ejemplo, muchas personas encuentran empleo no a través de sus amigos más cercanos, sino mediante conocidos que forman parte de otros entornos sociales.

Flexibilidad, Inseguridad y Corrosión del Carácter

El mercado laboral actual atraviesa una profunda transformación como resultado del paso de una economía basada en la manufactura hacia una centrada en el **sector servicios**, junto con la generalización del uso de las **nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC)**. Aunque estas nuevas formas de trabajo pueden ofrecer oportunidades como mayor **flexibilidad horaria** o posibilidad de **conciliación**, también generan una creciente sensación de **incertidumbre e inseguridad** en muchos trabajadores. Esta **inseguridad laboral** se manifiesta en la falta de estabilidad y duración de los empleos. El aumento de los **contratos temporales**, a **tiempo parcial** y del **trabajo autónomo precario** ha contribuido a que muchas personas no tengan certeza sobre su futuro profesional.

Esto no solo afecta a su situación económica, sino también a su **bienestar emocional** y sus relaciones personales, ya que el empleo ha sido históricamente un elemento estructural de la vida, pues:

  • Proporciona un salario como fuente principal de sustento.
  • Organiza el tiempo diario.
  • Ofrece una ocupación significativa.
  • Genera variedad en el entorno más allá del hogar.
  • Favorece la creación de redes sociales.
  • Constituye una base fundamental para la construcción de la identidad personal y la autoestima.

En este contexto de creciente precariedad, muchos trabajadores sienten que están perdiendo el control sobre aspectos esenciales de su vida laboral. En lugar de adaptarse a estas condiciones, suelen experimentar altos niveles de **ansiedad y estrés**, lo que puede deteriorar su **salud mental** y su entorno familiar. Esta situación ha llevado a autores como **Richard Sennett** a hablar de una **“corrosión del carácter”**, es decir, del impacto negativo que la **inseguridad constante** y la **falta de continuidad en el trabajo** pueden tener sobre los valores personales, la ética del esfuerzo y la coherencia en los proyectos de vida.

El Poder como Eje Central de la Política

El ámbito de la política gira en torno al **poder**, que constituye su eje central y diferenciador respecto a otras formas de relación social. Aunque comúnmente la política se percibe desde una **visión restrictiva**, entendida como una actividad exclusiva de los políticos profesionales, lejana al ciudadano común y con connotaciones negativas, esta concepción es limitada. En realidad, una **visión más amplia y realista** define la política como cualquier actividad, ya sea individual o colectiva, orientada a influir en las normas sociales existentes. En este sentido, todos participamos en procesos políticos, ya que nuestras vidas están inevitablemente atravesadas por decisiones políticas. Lo que distingue a la política de otros tipos de acuerdos sociales es que tienen **efectos vinculantes para toda la comunidad**, y se imponen incluso por la fuerza si es necesario. Esta **capacidad coercitiva** está intrínsecamente relacionada con el concepto de poder.

Weber: Visión Formal del Poder

Desde una perspectiva clásica, **Max Weber** define el poder como la capacidad de un hombre de imponer su propia voluntad incluso frente a la resistencia de otros. En este marco, el poder puede ejercerse de manera **coercitiva** o mediante formas de **autoridad legítima**. Weber identifica tres tipos ideales de autoridad:

  • Tradicional: Basada en la costumbre (como la nobleza medieval).
  • Carismática: Sustentada en el magnetismo personal (como Jesucristo o incluso formas más mundanas como los maestros).
  • Racional-legal: Basada en normas y leyes impersonales (como gobiernos actuales).

Sin embargo, esta visión weberiana tiende a centrarse en el **poder institucional**, es decir, en las estructuras formales del Estado y las organizaciones.

Foucault: El Poder Cotidiano

Por su parte, **Michel Foucault** ofrece una visión más **descentralizada y cotidiana** del poder. Según él, el poder no reside exclusivamente en las instituciones, sino que **circula en todas las relaciones sociales**, y todos los individuos lo ejercen de alguna manera. Además, subraya la conexión entre **poder y conocimiento**, que se refuerzan mutuamente a través de **discursos dominantes**, es decir, formas de pensar y hablar que legitiman ciertos saberes (como el médico o científico) frente a otros considerados marginales o alternativos (como la homeopatía). Para Foucault, el poder es **difuso**, actúa de manera **sutil e invisible** en las relaciones cotidianas, como entre médico y paciente, profesor y alumno, o padres e hijos. No obstante, una crítica a esta visión es que puede subestimar la enorme concentración de poder que todavía existe en estructuras tradicionales como los gobiernos, el ejército o las grandes corporaciones.

Lukes: Visión Tridimensional del Poder

Finalmente, **Steven Lukes** propone una concepción más compleja y completa del poder, desarrollando una **visión tridimensional**. Según Lukes, el poder no solo consiste en:

  • La capacidad de tomar **decisiones visibles** (primera dimensión).
  • El **control de la agenda**, es decir, en determinar qué temas se discuten y cuáles se excluyen (segunda dimensión).
  • La **manipulación de los deseos y percepciones** de los individuos, logrando que deseen lo que el poder desea (tercera dimensión).

Esta tercera dimensión resulta especialmente poderosa, pues **invisibiliza los conflictos** al moldear la conciencia de los sujetos dominados.