Tipos de conocimiento segun hume

CONOCIMIENTO:

El conocimiento es el producto de la acción denotada por el verbo: conocer y según el diccionario de nuestra lengua:

Conocer. Averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas.

Ese almacenamiento bien puede ser directo en nuestra parte llamada cerebro o bien puede ser impreso de manera externa por medio de códigos ya sean éstos: manuscritos, grabaciones por medio de implementos mecánicos o electrónicos o de cualquier otra índole.

El conocimiento colectivo es lo correspondiente al conjunto de los conocimientos individuales de una colectividad de individuos, llámese: familia, nación o en el término más general: Humanidad. Conocimiento colectivo

Javier Martínez Aldanondo

Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria

jmartinez@catenaria.cl y javier.martinez@knoco.com Twitter: @javitomar

Todos los días, las personas y las organizaciones utilizan su conocimiento para llevar a cabo sus actividades, con mejores o peores resultados. También todos los días, el conocimiento de personas y organizaciones se incrementa aunque no necesariamente sean conscientes de ello. La gestión del conocimiento se basa en reconocer lo que aprendiste ayer, de forma que lo puedas usar de nuevo mañana para tomar mejores decisiones.

El conocimiento lo tienen las personas y reside en su cerebro y no lo tienen las organizaciones ni reside en los procedimientos ni en los manuales.

Los expertos tienen mucho conocimiento pero si no lo comparten, ese conocimiento acotado pierde valor. Si nadie sabe más que todo el mundo, entonces contar con instancias para que el conocimiento fluya y se comparta y esté disponible cada vez que se necesite, es crítico para el devenir de toda institución. Sin embargo, al compartir conocimiento (bien intelectual), el dueño nunca lo pierde y más bien al contrario, lo va enriqueciendo a medida que lo combina con el conocimiento de otros.

Para que la colaboración pueda suceder, el conocimiento individual es solo el punto de partida. Pero el factor fundamental para que las personas compartan consiste en que profesen una serie de valores comunes. Hablar de valores en una empresa (otro intangible) es un tema espinoso.

El desafío del trabajo colaborativo consiste en lograr el equilibrio entre el conocimiento individual (lo que cada persona sabe hacer y que es la razón por la que la empresa le contrata) y el conocimiento colectivo que surge de la interacción entre las personas. A veces, el valor de tu red (a quien conoces) es un conocimiento más valioso que lo que sabes.

Los equipos deportivos son magníficos ejemplos de organizaciones del conocimiento trabajando en red. Sin embargo, el desempeño de un equipo no se puede explicar por la suma de los conocimientos individuales de sus componentes (y la historia esta repleta de ejemplos). El desempeño del equipo no radica en el conocimiento de cada individuo sino que necesariamente existe un nivel superior, el conocimiento colectivo, que es fruto de la manera en que los componentes se relacionan entre si. Esto significa que puedo tener en mi organización mucho conocimiento individual y muy poco conocimiento colectivo. Y por supuesto, puede ocurrir que un equipo con menos conocimiento individual y más conocimiento colectivo se imponga a otros equipos que cuentan a priori con mejores individualidades. ¿Y cómo se genera ese conocimiento colectivo? Los equipos profesionales entrenan cada día, practican miles de horas no tanto para mejorar el conocimiento individual de sus componentes sino para incrementar su conocimiento colectivo.

Los problemas que enfrentamos son tan complejos y los cambios suceden con tal velocidad que ningún individuo tiene todo el conocimiento necesario para resolverlos adecuadamente. La mayor parte de las personas escogen la segunda opción mientras las organizaciones siguen comprando tecnología en lugar de invertir en ayudar a las personas a encontrar y conectarse con aquellas personas que tienen el conocimiento que necesitan. Si el conocimiento consiste en hacer y lo tienen las personas, entonces gestionar el conocimiento de una empresa consiste en facilitar la interacción e intercambio entre personas. ¿Cuántas oportunidades te entrega tu empresa para ello? Para que eso sea posible, se requiere contar con instancias que permitan que el conocimiento circule, que se comparta, que se capture y se disponibilice para su uso posterior aunque su dueño ya no permanezca en la institución. Esto explica la aparición de nuevos roles al interior de la empresa (dinamizadores) responsables de facilitar los procesos de intercambio y el creciente interés por poner en marcha comunidades de práctica entre sus integrantes, lo que significa pasar de pagar a los expertos por aplicar su conocimiento a pagarles por compartir su conocimiento.

Cuando gozo de oportunidades de participar y de co-crear, mi grado de compromiso aumenta exponencialmente.

El 80% del conocimiento que usamos a diario es tácito y, por tanto, es importante contar con instancias y actividades para compartirlo y al mismo tiempo, que sus dueños estén disponibles para entregarlo cuando alguien en la empresa lo necesite. Siendo éste su principal campo de investigación en los años 80′s trabajó con su grupo de 35 personas en AI-based expert (experimentación en Inteligencia artificial, solución a través del conocimiento previo) creando más de 100 modelos, pero encontró que la mayoría de ellos ya no era vigente eel año siguiente  Buscando lo que no encajaba empezó a investigar el papel del conocimiento en las organizaciones, y así fue como desarrolló su teoría sobre Gestión del Conocimiento.

aprendizajeCada día las personas y organizaciones aprenden, y esos conocimientos previos son puestos en práctica para resolver problemas en el futuro. En el entorno de las organizaciones éste conocimiento asegura su supervivencia  y contribuye a mejorar los procesos internos, para que pueda dar soluciones eficaces ante problemas o situaciones específicas, en otras palabras permite a las organizaciones aprender de sus errores, asegurar que todos sus integrantes saben lo que deben hacer y comprometer a cada uno de ellos en su papel.

Los mismos errores se comenten una y mil veces por “falta de información”.

Sin embargo, el desempeño de un equipo no se puede explicar por la suma de los conocimientos individuales de sus componentes (y la historia esta repleta de ejemplos). El desempeño del equipo no radica en el conocimiento de cada individuo sino que necesariamente existe un nivel superior, el conocimiento colectivo, que es fruto de la manera en que los componentes se relacionan entre si. Esto significa que puedo tener en mi organización mucho conocimiento individual y muy poco conocimiento colectivo. Y por supuesto, puede ocurrir que un equipo con menos conocimiento individual y más conocimiento colectivo se imponga a otros equipos que cuentan a priori con mejores individualidades.

¿Será posible reunir alguna vez todo este saber y borrar la impúdica y errónea frontera entre el conocimiento «formal» -escolarizado- y el conocimiento natural, vivencial (tanto práctico como teórico) que cada ser humano acumula a lo largo de su vida? Cada uno es mucho más de lo que dice su documento nacional de identidad: éste no sirve para buscar trabajo ni para resolver los problemas de la vida diaria. El saber colectivo, suma de los conocimientos de grupos de personas, se representa luego en los «árboles de conocimientos».

El emblema y las armas del saber

Todos nuestros conocimientos son nuestras «armas» para enfrentar (y disfrutar) nuestra vida. De ahí que Authier y Lévy hayan acudido a la antigua heráldica para adoptar el término de escudo o emblema y un sistema de pictogramas para representar los saberes. Así cada cualidad o saber específico se representa mediante un ideograma, el conjunto de los cuales forma un emblema o «escudo de armas», como en el ejemplo adjunto, que corresponde a la «casa condal de Santa Coloma» (Fuente: Enciclopedia Monitor).

Lo que estos autores intentan es todo lo contrario: señalar los conocimientos para facilitar su difusión. Los emblemas, por lo tanto, indican un conocimiento poseído, pero no para guardarlo como en una caja fuerte, sino para ponerlo a disposición de quién quiera adquirirlo. Por lo tanto, mientras más conocimientos entran en un emblema (o luego un árbol), más ideogramas se necesitan. Otra forma de presentación, que resulta más útil para pasar a una acumulación colectiva o para situarse en una comunidad, es la forma de árbol. A partir de este tronco se desarrollan «ramas», que corresponden a las áreas de conocimientos a las cuales cada persona dedica tiempo con posterioridad. La correspondiente transformación de mi emblema en árbol aparece en el siguiente gráfico, donde los colores pasan a significar áreas del conocimiento, para que vayan apareciendo mejor el tronco y las «ramas». Obsérvese cómo las tres ramas se van uniendo y combinando en la parte superior, en torno al tema de la WWW («World Wide Web»).

Como se ha podido descubrir en las organizaciones que ya usan los árboles de conocimientos en su gestión, el desarrollo de los emblemas y su agrupación en árboles no sólo facilitan la gestión de los recursos humanos, permiten formar mejores equipos de trabajo (sobre todo cuando se requiere una integración multidisciplinaria) sino que incentivan el traspaso de conocimientos de unas personas a otras. Si una persona quiere entrar en contacto con otra para pedirle u ofrecerle sus conocimientos, podrá acceder a su dirección de correo electrónico pero no a la totalidad de su emblema personal. Una rama, por lo tanto, involucra y representa un conjunto de conocimientos que ocurren más frecuentemente en forma simultánea en una comunidad. Ésto puede ser de especial importancia para los países en desarrollo, donde los sistemas formales no dan abasto para satisfacer la demanda de formación. Por este medio, jóvenes marginados han dejado la atracción de la delincuencia para preocuparse más de su propia formación, tanto para tener un emblema «más lindo» como para mejorar el árbol de conocimientos de su barrio. Para cada favela de la ciudad ha creado un árbol de conocimientos y, en cada centro comunitario, los habitantes pueden confeccionar y perfeccionar sus emblemas. No tiene en cuenta que la tecnología es una construcción social en cuyo desarrollo intervienen múltiples actores y diferentes intereses y tampoco profundiza más en la idiosincrasia del conocimiento y su relevancia para los procesos socio-económicos y los efectos sobre el propio conocimiento cuando se ha convertido en el factor productivo más importante.2

¿Por qué se dice que el conocimiento colectivo, no es la suma del conocimiento individual?

El conocimiento no tiene una definición establecida sino elaborada por cada quién, para mi el conocimiento son todas las fuentes de información elaboradas, consultadas, analizadas y aprendidas practica y empíricamente, el conocimiento es un