Mercado Laboral: Enfoque Neoclásico y Negociación Colectiva
El enfoque neoclásico considera que el mercado de trabajo funciona como cualquier otro mercado, regido por la ley de oferta y demanda. En este modelo, los trabajadores ofrecen su fuerza de trabajo (oferta), mientras que las empresas la demandan (demanda). El punto de equilibrio entre ambas determina el nivel de empleo y el salario. Para los neoclásicos, el trabajo no tiene ninguna característica especial que lo diferencie de otras mercancías, como los coches o los alimentos. En este marco, los salarios se determinan por la productividad marginal del trabajo, es decir, por el incremento de producción que se consigue al contratar a un trabajador adicional. Las empresas contratan mientras ese trabajador genere más valor que lo que cuesta su salario. El equilibrio se alcanza cuando la productividad marginal del trabajo es igual al salario: si contratar cuesta más que lo que se produce, no se contrata más.
El enfoque parte de tres supuestos clave:
- Los trabajadores tienen una cualificación similar, por lo tanto, pueden ocupar cualquier puesto.
- Los empleos requieren niveles parecidos de formación.
- Existe información perfecta: todos conocen los salarios y condiciones, y los costes de cambiar de empleo o buscarlo son nulos o muy bajos.
Además, se asume competencia perfecta, lo que significa que ni trabajadores ni empleadores pueden influir por sí solos en el salario. Así, si el mercado está libre de interferencias, se alcanzará el pleno empleo. Uno de los elementos clave del modelo es que el desempleo se explica por interferencias en el mercado, como salarios mínimos, sindicatos fuertes o regulaciones laborales que impiden ajustar los salarios libremente. En otras palabras, si hay paro, es porque el salario no ha bajado lo suficiente como para igualar oferta y demanda. A largo plazo, el enfoque neoclásico también considera la sustitución entre trabajo y capital: si el salario sube mucho, las empresas pueden optar por invertir en máquinas o tecnología en lugar de contratar más personal. Esto hace que el mercado laboral esté condicionado por la productividad, el coste del trabajo y la evolución tecnológica. A nivel agregado, la oferta de trabajo depende de la población en edad de trabajar, pero también de decisiones individuales. Según esta teoría, las personas eligen entre “ocio” y “trabajo” según el salario ofrecido: cuanto mayor es el salario, más rentable resulta trabajar.
En resumen, el enfoque neoclásico presenta una visión simplificada, basada en el equilibrio automático entre oferta y demanda, donde el salario es el mecanismo que regula el empleo. Este modelo ha sido muy influyente, aunque ha sido cuestionado por otras corrientes que destacan la rigidez de los salarios, la existencia de información imperfecta y el papel clave de las instituciones.
La Negociación Colectiva
La negociación colectiva es el proceso mediante el cual sindicatos y empresas acuerdan condiciones laborales como salarios, jornadas o vacaciones. En Europa, ha sido clave para garantizar derechos laborales y mejorar la equidad. Sin embargo, desde los años 80 se empezó a ver como un obstáculo a la flexibilidad del mercado laboral. Por eso, muchas reformas laborales han buscado “flexibilizar” el mercado, es decir, permitir a las empresas adaptarse mejor a los cambios del entorno. En este contexto, se ha reducido el peso de los convenios colectivos en algunos países, permitiendo acuerdos más personalizados a nivel de empresa. No obstante, la negociación colectiva sigue siendo esencial para equilibrar el poder entre empleadores y trabajadores, especialmente en sectores con baja cualificación.
Tipos de Negociación Colectiva
Existen tres tipos principales de negociación colectiva, según su ámbito de aplicación:
Negociación territorial
Se desarrolla dentro de una unidad territorial subnacional, como una comunidad autónoma, provincia o municipio. Más allá de las diferencias sectoriales, sus acuerdos se aplican a todas las empresas y trabajadores ubicados en ese territorio.
Negociación estatal
Tiene lugar a nivel nacional, mediante una única mesa de negociación entre sindicatos y organizaciones patronales. Los acuerdos alcanzados tienen validez para todo el Estado. Este modelo de negociación, centralizado y corporativo, suele contar con la intervención del gobierno como mediador y árbitro. Históricamente, se ha utilizado en contextos de regímenes ultranacionalistas o en modelos político-económicos que buscaban reducir el conflicto de clase, como el marxismo, la socialdemocracia de posguerra y otros sistemas corporativistas.
Negociación supranacional
Surge como consecuencia de la globalización y se desarrolla entre empresas multinacionales y representantes de trabajadores a escala internacional, o en espacios supranacionales como la Unión Europea. Permite establecer condiciones mínimas para toda la plantilla de una compañía con sedes en distintos países. Además, esta modalidad tiende a enfocarse en mejoras del proceso productivo y en la calidad del empleo, más allá de una mera contención de costes laborales.